SÉCHENOV, Iván Mijáilovich

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No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

Diccionario filosófico abreviado · 1959:458-460

Iván Mijáilovich Séchenov (1829-1905)

Gran sabio ruso, pensador materialista, fundador de la fisiología
rusa. Las opiniones materialistas avanzadas de Sechenov sobre la
filosofía y las ciencias de la naturaleza se hallan estrechamente
ligadas a sus opiniones progresistas en el dominio social y político,
formadas bajo la influencia directa del movimiento revolucionario ruso
de las décadas del cuarenta al sesenta, y de la lucha ideológica aguda
que se desarrollaba en la época en el país. Sechenov reanudó las
tradiciones democráticas y materialistas de la ciencia rusa cuyos
fundamentos habían echado Lomonósov (ver) y Radishchev (ver). El
nacimiento de la fisiología rusa se halla ligado a su nombre.
Sechenov dirige su desarrollo por una vía nueva e independiente.
Timiriazev (ver) y Pavlov (ver) calificaban justamente a Sechenov de
“padre de la fisiología rusa”. Fue el primero en la historia de esa
ciencia, en emprender el estudio experimental de la actividad
cerebral, a fin de poner en claro los mecanismos fisiológicos de lo
que se llama la actividad psíquica, juzgada insondable antes de él.
Contrariamente a las aserciones anticientíficas de los idealistas
sobre la naturaleza que se suponía incognoscible de los fenómenos
psíquicos, Sechenov demostró en forma irrefutable que la conciencia,
la voluntad, todo lo que se llama la actividad espiritual del hombre,
son perfectamente cognoscibles y que las leyes que las rigen pueden
ser explicadas y estudiadas gracias al método rigurosamente científico
y objetivo, empleado hasta entonces para el estudio de los fenómenos
físicos.

Sechenov fue el primero en la historia de la fisiología en considerar
la actividad del cerebro humano como una actividad refleja, mientras
que antes de él, no se consideraban como tales más que las funciones
vitales ligadas a la médula espinal. Esta manera de interpretar la
actividad cerebral cambiaba enteramente las nociones sobre la
actividad psíquica del hombre, y permitió a Sechenov demostrar que la
vida psíquica es el producto de un órgano material, el cerebro (ver)
que funciona gracias a la acción ejercida por el mundo exterior sobre
los órganos de los sentidos. Sechenov rechazaba resueltamente la
afirmación idealista según la cual, la actividad psíquica del hombre
sería de una naturaleza especial, y afirmaba que no hay nada en la
conciencia que no exista en la realidad. Aun lo que se llama el
“libre albedrío” no es sino el resultado de las condiciones exteriores
en las que el hombre vive y actúa y que, al reflejarse en su cerebro,
lo incitan a tal o cual acción. Según Sechenov, la tesis de los
idealistas según la cual, la causa de todo acto humano residiría en el
hombre mismo, en su “mundo interior”, su conciencia, y no en las
condiciones objetivas concretas existentes fuera e independientemente
de él y en las cuales vive y actúa, constituía una “monstruosa
mentira”. “La causa primera de toda acción es siempre la excitación
externa de los sentidos, pues sin ella no es posible ningún
pensamiento”. Sechenov asestaba así un golpe terrible a las
concepciones reaccionarias idealistas de la “inmortalidad del alma”,
del “libre albedrío”, etc., que dominaban entonces en la ciencia y que
son todavía difundidas por la filosofía reaccionaria burguesa.

Los trabajos de Sechenov sobre la fisiología cerebral ejercieron una
gran influencia sobre la obra científica de Pavlov. Este subrayaba
siempre el vínculo estrecho de continuidad entre su propia teoría de
los reflejos condicionados y la doctrina de Sechenov sobre el carácter
reflejo de la actividad cerebral. Los trabajos fisiológicos de
Sechenov constituyen un aporte precioso a la teoría materialista del
desarrollo de la naturaleza viva. El papel desempeñado por ellos fue
esencial en la preparación de la base teórica e ideológica que aseguró
el triunfo de la doctrina michuriniana. (Ver Michurin). Es fácil
discernir en todas las indagaciones científicas de Sechenov la idea de
la evolución, del desarrollo progresivo de la naturaleza viva. En su
estudio sobre el problema del pensamiento, Sechenov repetía más de una
vez que su solución no sería posible a menos que se considerara el
pensamiento en un plano histórico, en su nacimiento y en su
desarrollo. Los trabajos de Sechenov tuvieron una gran significación
para comprender el substrato del pensamiento, su vínculo con la
palabra, el lenguaje y la actividad humana. En sus investigaciones,
Sechenov partía de la firme convicción de la existencia del mundo
exterior objetivo, independiente del hombre. “He basado mis
razonamientos”, escribía, “en el hecho de que todo hombre está
absolutamente convencido de la existencia del mundo exterior”. En la
teoría del conocimiento, Sechenov no abandonará tampoco las posiciones
materialistas. Consideraba como perfectamente cognoscible el mundo
material objetivo existente al margen de la conciencia. Demuestra
experimentalmente que los objetos del mundo exterior y las impresiones
dejadas por ellos en la conciencia del hombre son concordantes. La
posibilidad de conocer el mundo y la autenticidad de lo que sabemos de
él, se ven confirmadas, decía, “por los inmensos progresos de las
ciencias, gracias a los cuales, el hombre pone a su servicio, cada vez
más, a las fuerzas de la naturaleza”, así como “por sus brillantes
aplicaciones prácticas, es decir, por los éxitos de la técnica”.
Sechenov somete al idealismo a una crítica violenta en el problema del
conocimiento del mundo, y en particular, a la teoría idealista de Kant
(ver) que afirma que el objeto del conocimiento depende del sujeto
cognoscente, de las formas de razonamiento existentes a priori, que se
suponen innatas en el hombre e introducidas por él en el objeto
estudiado. Sechenov consideraba el experimento y la práctica como la
base de la teoría del conocimiento, el criterio de la autenticidad de
todo saber positivo.

El materialismo de Sechenov incluye ciertas lagunas, propias del
materialismo premarxista. Aunque supo refutar la interpretación
idealista de la cuestión del libre albedrío, y demostrar que la
voluntad humana dependía de causas exteriores y objetivas, no se dio
cuenta de que ella está condicionada por las relaciones sociales en
medio de las cuales vive y actúa el hombre. La misma laguna se vuelve
a encontrar en su interpretación del substrato del pensamiento y de la
conciencia humanas.

Sechenov era un sabio avanzado en su época. Timiriazev lo consideraba
como una de las personalidades más destacadas del movimiento social de
la década del sesenta. Sechenov mantenía relaciones de amistad con el
dirigente de la democracia revolucionaria rusa, N. Chernishevski
(ver) cuyas concepciones filosóficas adoptó. Por su parte,
Chernishevski estimaba en alto grado la obra científica de Sechenov,
cuyos trabajos sobre fisiología constituían una de las bases
científicas de su materialismo filosófico. Como se sabe,
Chernishevski representó a Sechenov en el personaje Kirsanov de su
novela ¿Qué hacer?.

Sechenov desenmascaró magistralmente el idealismo y el misticismo de
Kavelin, adversario de los demócratas revolucionarios, y a quien Lenin
consideraba como uno de los tipos más repugnantes de la morralla
liberal. Gran patriota y combatiente de vanguardia en el campo de las
ciencias naturales, Sechenov se veía expuesto a los vejámenes y a las
iras de la autocracia zarista, que lo tenía por un “político
subversivo”. Sechenov no separaba los intereses de la ciencia de los
del pueblo, y a una edad avanzada, ofrecía conferencias entusiásticas
a los obreros de Moscú. Pero las autoridades zaristas se apresuraron
a prohibir esas conferencias. Sechenov saludó el advenimiento de la
revolución de 1905: “Ahora”, decía a Timiriazev, “es preciso trabajar,
trabajar y siempre trabajar”. “Fueron”, declara Timiriazev, “las
últimas palabras que oí de él, el testamento dejado a la generación
que ascendía por una generación poderosa que abandonaba la escena”.

Las obras principales de Sechenov son: “Los reflejos del cerebro”,
“Impresiones y realidad”, “Qué debe elaborar la psicología y cómo
hacerlo”, “Los elementos del pensamiento”.

Diccionario filosófico · 1965:414-415

Iván Mijáilovich Séchenov (1829-1905)

Renombrado naturalista, “padre de la fisiología rusa” y fundador de la
psicología materialista en Rusia. Fue profesor de la Academia de
Cirugía (1860-70) y de la Universidad de Moscú (1891-1901), académico
honorario desde 1904. Séchenov fue un luchador intransigente contra
el idealismo en las ciencias fisiológicas y psicológicas. Sobre las
concepciones filosóficas y político-sociales de Séchenov, ejercieron
una influencia esencial los demócratas revolucionarios rusos, en
particular Chernishevski. En su actividad científica, Séchenov se
guiaba por tres principios metodológicos fundamentales: el de la
unidad material del mundo, el del determinismo y el del examen
genético del objeto de estudio, incluida la psique. Séchenov sentó
las bases de las investigaciones fisiológicas experimentales del
sistema nervioso central, en particular del cerebro. Sus
descubrimientos capitales en lo que respecta a la fisiología del
sistema nervioso conciernen a la investigación de la inhibición
central y a la propiedad de la “inercia” del tejido nervioso. Después
de hacer extensivo el principio del reflejo a la actividad del cerebro
(artículos “Reflejos del cerebro” y “Quién ha de elaborar la
psicología y cómo ha de hacerlo”), Séchenov formuló las bases de la
teoría acerca de la actividad psíquica refleja de los animales y del
hombre. Introdujo nuevos conceptos (“aparato sensorial” o analizador,
reflejos adquiridos y otros) que sirvieron de punto de partida a
Pávlov para la elaboración de la teoría de la actividad nerviosa
superior. Séchenov contribuyó en gran manera a fundamentar
científicamente problemas de la gnoseología materialista como el
relativo a la naturaleza del reflejo sensorial y de su función
cognoscitiva (“Primera conferencia en la Universidad de Moscú“,
“Impresiones y realidad”, “El pensamiento objetivo y la realidad”), el
de la conexión y paso del reflejo sensorial al pensamiento y el que
trata de la naturaleza de los procesos del pensar (artículo “Elementos
del pensar”), el del papel de la actividad objetiva, práctica, en la
formación de la imagen, el de las facultades psíquicas y otros varios
problemas.

Diccionario de filosofía · 1984:386

Iván Mijáilovich Séchenov (1829-1905)

Naturalista, “padre de la fisiología rusa” y fundador de la psicología
materialista en su país. Los demócratas revolucionarios rusos, en
primer lugar Chernishevski, ejercieron sustancial influencia sobre las
ideas filosóficas y sociopolíticas de Sechenov. El mismo puso
comienzo a las investigaciones fisiológicas experimentales del sistema
nervioso central, en particular, del cerebro. Sus realizaciones más
importantes en la esfera de la fisiología del sistema nervioso son: el
descubrimiento de la inhibición central y de la propiedad de la
“inercia” del tejido nervioso. Al extender el principio reflejo a la
actividad del encéfalo (artículos “Los reflejos del encéfalo”, 1863, y
“Quién y cómo debe desarrollar la psicología”, 1873), Sechenov puso
comienzo a la elaboración de la teoría de la actividad psíquica de los
animales y el hombre, que constituyó el punto de partida para I.
Pavlov en la creación de la doctrina de la actividad nerviosa
superior. Sechenov hizo un importante aporte a la fundamentación, con
ayuda de las ciencias naturales, de los problemas de la gnoseología
materialista tales como son, entre otros, la naturaleza del reflejo
sensorial y de su función cognoscitiva, la relación y la transición
del reflejo sensorial al pensamiento y la naturaleza de los procesos
discursivos, el papel de la actividad práctica en la formación de la
imagen y de las capacidades psíquicas.

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