Materialismo y empiriocriticismo

Materialismo y empiriocriticismo

Diccionario filosófico marxista · 1946:208-211

Título de la genial obra de V. I. Lenin que marca una nueva época en
el desarrollo de la filosofía del materialismo dialéctico. Este libro
sirvió de preparación teórica del partido marxista de nuevo tipo.
Materialismo y Empiriocriticismo fue escrito por Lenin en 1908 y se
publicó en mayo de 1909. El motivo inmediato que tuvo Lenin para
escribir esta obra filosófica fue la necesidad de poner al desnudo a
los machistas rusos, que durante los años de la reacción se
manifestaban bajo la bandera de la “defensa del marxismo” contra la
filosofía marxista. Ante los marxistas revolucionarios se planteaba
la tarea indeclinable de dar una respuesta a todos los extraviados en
el campo de la teoría del marxismo, de desenmascararlos por entero y
defender los fundamentos teóricos del partido marxista. Fue Lenin
quien cumplió esta tarea con su formidable libro Materialismo y
Empiriocriticismo. Sin embargo, el trabajo de Lenin rebasaba con
mucho el marco de esta tarea. Lenin, no sólo puso al descubierto el
carácter hipócrita de los machistas, sino que defendió y desarrolló
los fundamentos teóricos del partido de nuevo tipo y sintetizó
genialmente todo lo esencial de lo adquirido por la experiencia
revolucionaria y por la ciencia durante el período histórico que va
desde la muerte de Engels hasta Lenin. Materialismo y
Empiriocriticismo es un brillante modelo del marxismo creador y abarca
todo el conjunto de problemas de la filosofía marxista-leninista. En
el preámbulo, “A modo de introducción”, Lenin analiza el problema de
los predecesores ideológicos de los machistas, demostrando que todos
los “descubrimientos” del empiriocriticismo, empiriosimbolismo y demás
corrientes reaccionarias, no son más que la resurrección de la
filosofía idealista subjetiva de Berkeley y de Hume. Lenin dedica los
primeros tres capítulos de su libro al análisis de los problemas
básicos de la teoría del conocimiento del materialismo dialéctico. El
problema central del capítulo I es el del carácter primario de la
materia y secundario de la conciencia. Los machistas afirmaban que
las sensaciones o los elementos, según la terminología machista, son
lo primario. Lenin ridiculiza esta absurda afirmación de los
machistas. El materialismo, por oposición a todo idealismo y en plena
conformidad con las ciencias naturales, toma la materia como dato
primario, considerando la sensación, el pensamiento, como secundario.
Toda la historia de las ciencias naturales confirma la justeza de este
principio básico del materialismo filosófico. En este mismo capítulo,
Lenin continúa desarrollando la doctrina de Engels que sostiene que la
materia orgánica procede de la inorgánica. En el capítulo II Lenin
hace la crítica del agnosticismo de Kant y del fideísmo de los
machistas, fundamentando la doctrina marxista de la cognoscibilidad
del mundo y de las leyes que lo rigen. Ahí, Lenin dilucida
minuciosamente la diferencia que hay entre el agnosticismo y el
idealismo por un lado, y el materialismo por otro. El agnosticismo no
va más allá de las sensaciones. Se queda en el umbral de los
fenómenos, negándose a ver algo veraz más allá de los límites de las
sensaciones. El agnóstico declara categóricamente que nada verdadero
podemos saber acerca de las cosas. Bajo una pretendida crítica del
agnosticismo, los machistas se manifestaron, en general, negando la
existencia de las “cosas en sí”, es decir, del mundo real, objetivo,
con lo cual afirmaban que físicamente sólo puede darse la sensación, y
que el mundo exterior es un complejo de sensaciones. Desenmascarando
les artificios impostores de Chernov y de los demás machistas que
conscientemente desfiguraban las concepciones de Engels, Lenin dio una
exposición amplia de la teoría marxista del conocimiento, la teoría
del reflejo. Lenin formula tres tesis fundamentales de la teoría
marxista del conocimiento: 1) Las cosas existen objetivamente,
independientemente de nuestra conciencia; 2) Entre el fenómeno y la
“cosa en sí” no existe ninguna diferencia de principio; sólo hay una
diferencia entre lo que ya es conocido y lo que aún no lo es; 3) En la
teoría del conocimiento, al igual que en las demás esferas de la
ciencia, el desarrollo se efectúa desde el desconocimiento al
conocimiento, del conocimiento incompleto, impreciso, al conocimiento
más completo y más preciso. Estos principios del materialismo
filosófico marxista están minuciosamente analizados por Lenin en los
últimos dos apartados del capítulo II, en el cual da su clásica
definición de la materia: “La materia es una categoría filosófica que
sirve para designar la realidad objetiva dada al hombre en sus
sensaciones, realidad que es copiada, fotografiada, reflejada por
nuestras sensaciones, pero que existe independientemente de ellas”.
El problema de la materialidad del mundo y de las leyes por que se
rige está minuciosamente analizado en el capítulo III. Detrás de los
absurdos de los machistas se ocultaba el idealismo subjetivo. “Lo que
llamamos materia no es más que una combinación de elementos
(“sensaciones”) de acuerdo a ciertas leyes”, decía Mach. De estas
premisas idealistas emanaban otras. El orden, la relación causal, las
leyes, eran también declarados como categorías subjetivas y deducidas,
no del mundo exterior, sino de la conciencia, de la razón, de la
lógica. También los puntos de vista machistas sobre el espacio y el
tiempo eran de tipo idealista subjetivo. “El espacio y el tiempo son
sistemas bien ordenados de series de sensaciones”, afirmaba Mach. De
ello resultó un absurdo manifiesto: no es el hombre con sus
sensaciones quien existe en el espacio y el tiempo, sino, al revés,
son el espacio y el tiempo los que existen en el hombre, en sus
sensaciones. Todos los razonamientos de esta naturaleza, escribía
Lenin, significan el reconocimiento del clericalismo; “el idealismo
filosófico no es más que una historia de fantasmas, disimulada y
disfrazada”. Del reconocimiento de la existencia objetiva de la
materia, de la Naturaleza, se desprenden otras conclusiones
materialistas: el reconocimiento del carácter objetivo de la
causalidad y de las leyes de la Naturaleza, el reconocimiento del
espacio y del tiempo como formas objetivas de la existencia. En el
capítulo IV, Lenin examina el empiriocriticismo en su evolución
histórica, en su unión y en sus relaciones con las demás tendencias
filosóficas. En este capítulo hace una crítica implacable de las
variantes del machismo: el empiriosimbolismo, el empiriomonismo, los
inmanentistas, dedicando un lugar especial al empiriomonismo (ver) de
Bogdanov, quien consideraba que lo primario es el caos de sensaciones,
del cual nace la experiencia psíquica de los hombres, siguiendo detrás
su experiencia física y, finalmente, el “conocimiento que de ella
emerge”. Por oposición a los subterfugios idealistas de Bogdanov,
Lenin presenta una visión materialista del mundo: el mundo físico
existe independientemente de la conciencia del hombre y existió mucho
antes que el hombre; lo psíquico, la conciencia, es el producto
superior de la materia, una función del cerebro humano. El capítulo V
está dedicado al análisis de la revolución en las ciencias naturales y
a la crítica del idealismo físico. En este capítulo, Lenin pone de
relieve, ante todo, las raíces de la crisis de las ciencias naturales.
En el XIX alcanzó la física clásica la cumbre de su desarrollo. El
materialismo había triunfado en la física. En los albores del siglo
XX una serie de los más grandes descubrimientos hizo cambiar
radicalmente, sin embargo, la vieja visión mecanicista del mundo.
Antes, los naturalistas interpretaban metafísicamente las propiedades
de la materia; los físicos consideraban que la materia posee
propiedades dadas de una vez para siempre (la impenetrabilidad, la
inercia, la masa, &c.). Los nuevos descubrimientos revelaron nuevas
propiedades de la materia. Por ejemplo, quedó demostrado que el
electrón no posee, ni mucho menos, una masa en el sentido mecanicista
habitual de esta palabra, que su masa es de carácter electromagnético.
Los progresos más grandes de las ciencias naturales, los
descubrimientos más recientes de la física no cabían en los marcos de
los viejos conceptos metafísicos. Entre los naturalistas surgieron
escuelas idealistas (la energética de Ostwald, el machismo, &c.) que
trataban de interpretar de una manera idealista los progresos más
recientes de la física. “La esencia de la crisis de la física
contemporánea consiste en la destrucción de las viejas layes y
principios básicos, en el rechazo de la realidad objetiva que existe
fuera de la conciencia, es decir, en la substitución del materialismo
por el idealismo y el agnosticismo” (Lenin). El valor de
“Materialismo y Empiriocriticismo” estriba en que en él sintetizó
Lenin los descubrimientos más recientes de la física, dándoles un
sentido; puso al descubierto la esencia de la crisis en las ciencias
naturales y señaló el camino materialista para superarla; indicó las
ilimitadas perspectivas del ulterior desarrollo de las ciencias
naturales. En el capítulo VI, Lenin critica el idealismo subjetivo de
los machistas en los problemas del conocimiento de la Sociedad y
desarrolla y enriquece el materialismo histórico de Marx y Engels.
Sin conciencia no hay vida social, afirmaba Bogdanov, reduciendo así
la vida social a la actuación de la conciencia, a la actuación
psíquica. De allí emanaba la identificación de la existencia social
con la conciencia social. Aplicando brillantemente el materialismo
filosófico al conocimiento de la vida social, Lenin da la fórmula
marxista de la relación mutua entre la existencia social y la
conciencia social. “El materialismo en general reconoce la existencia
real y objetiva del ser (la materia), independientemente de la
conciencia, de las sensaciones, de la experiencia, &c. de la
humanidad. El materialismo histórico reconoce la independencia del
ser social con respecto a la conciencia social de la humanidad”. En
la “Conclusión”, Lenin formula las deducciones generales, señalando
que no es posible dejar de ver tras las astucias terminológicas las
dos tendencias fundamentales en la solución de los problemas
filosóficos, la lucha de los partidos y de las clases en filosofía.
El libro de Lenin Materialismo y Empiriocriticismo está impregnado
desde el comienzo hasta el fin de un profundo espíritu de principios,
de espíritu bolchevique de partido y de la intransigencia militante
frente a toda desviación del marxismo revolucionario.

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:75-76

Genial producción de Lenin que, al salir a luz, señaló una nueva época
en el desarrollo de la filosofía del materialismo dialéctico. Este
libro fue el que sirvió a la preparación teórica del partido marxista
de nuevo tipo. El libro Materialismo y empiriocriticismo fue escrito
por Lenin, en 1908 y se publicó en mayo de 1909. La razón inmediata
para que Lenin se abocara a este trabajo filosófico, fue la necesidad
de desenmascarar a los machistas rusos, que se manifestaron, en los
años de la reacción, contra la filosofía marxista, bajo la bandera de
la “defensa del marxismo”.

Sin embargo, el trabajo de Lenin excedió en mucho el marco de ese
programa. Lenin no sólo reveló el carácter dúplice de los machistas,
sino que defendió y desarrolló los fundamentos teóricos de un partido
de nuevo tipo y generalizó genialmente todo lo sustancial de lo
adquirido por la experiencia revolucionaria y la ciencia durante todo
el período histórico desde Engels a Lenin. Lenin descubrió el
carácter reaccionario de la doctrina de los empirio-criticistas y
demostró que ellos resucitaban los viejos trastos idealistas –la
doctrina del obispo Berkeley y el agnosticismo de Hume y Kant–
deslizándose hacia el clericalismo y la defensa de la religión. Lenin
desarrolló consecuentemente el punto de vista marxista, como el único
verdadero, fundado sobre bases científicas.

Defendiendo el marxismo, Lenin desarrolló la teoría de los reflejos,
demostrando que en la base de la teoría del conocimiento dialéctico,
está el reconocimiento del mundo objetivo y su reflejo en el cerebro
humano. Excepcional importancia tiene el capítulo V, en el que Lenin
dio un análisis de la novísima revolución en las ciencias naturales;
descubrió, con carácter general, las causas de la crisis de la ciencia
burguesa y probó que solamente con la ayuda del materialismo
dialéctico se puede superar la crisis en las ciencias naturales. En
el libro se aclaran todos los problemas fundamentales de la
metodología y concepción del mundo del partido bolchevique. La obra
está compenetrada, desde el principio al fin de profundo principismo,
de combativa irreconciliabilidad para con cualquier retroceso respecto
del marxismo revolucionario.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:340-344

Obra de Lenin que inaugura una época nueva en el desarrollo del
materialismo dialéctico. Escrito en 1908 y publicado en 1909, este
libro aseguró la preparación teórica del partido marxista de tipo
nuevo. La razón inmediata que determinó a Lenin a escribirlo fue la
necesidad de denunciar a los “machistas” rusos (ver Empiriocriticismo;
Mach) quienes, durante el período de reacción, se alzaron contra la
filosofía marxista bajo pretexto de “defender el marxismo”. Un deber
urgente se imponía a los marxistas revolucionarios: asestar una
respuesta vigorosa a todos los renegados de la teoría marxista, y
salvaguardar los fundamentos teóricos del partido marxista. Lenin se
consagró a ello en su Materialismo y empiriocriticismo que, por lo
demás, rebasa holgadamente esta tarea. No se limita a poner en
evidencia la hipocresía, el carácter reaccionario de los “machistas”,
sino que defiende y desarrolla los principios teóricos del partido
marxista, generaliza lo más importante que las ciencias, y ante todo
las ciencias de la naturaleza, habían adquirido durante todo un
período histórico, después de la muerte de Engels.

En la introducción, Lenin muestra que todos los “descubrimientos” del
empiriocriticismo y de las demás corrientes reaccionarias, no son sino
una variante del idealismo subjetivo del obispo Berkeley (ver). Los
tres primeros capítulos exponen, a propósito de la crítica del
empiriocriticismo, las cuestiones fundamentales de la teoría del
conocimiento del materialismo dialéctico. La cuestión de la materia
como dato primario y de la conciencia como dato secundario, es el
punto central del primer capítulo. Los “machistas” afirmaban que las
sensaciones, o para decirlo con su terminología, los “elementos”,
constituyen el dato primario. Lenin refuta sus absurdas aserciones.
En oposición a toda especie de idealismo, y de plena conformidad con
las ciencias de la naturaleza, el materialismo considera la materia
como dato primario, y la sensación, el pensamiento, como dato
secundario. Toda la historia de la ciencia de la naturaleza confirma
la exactitud de ese principio fundamental del materialismo filosófico.
En ese mismo capítulo, Lenin desarrolla más aún las ideas de Engels
sobre la formación de la materia orgánica a partir de la materia
inorgánica.

En el segundo capítulo, Lenin critica el agnosticismo de Kant (ver),
el fideísmo de los “machistas” y justifica la doctrina marxista del
conocimiento del mundo y de sus leyes, de la verdad objetiva y de la
práctica como criterio de la verdad. Distingue netamente el idealismo
y el agnosticismo por una parte, y el materialismo por otra, y pone
claramente de relieve su oposición radical. Como lo demostrara Lenin,
el agnosticismo no va más allá de las sensaciones. Se detiene más acá
de los fenómenos, negándose a ver lo que hay de cierto más allá de las
sensaciones, y declara categóricamente que no podemos saber nada
cierto sobre las cosas. Bajo pretexto de criticar a los agnósticos,
los “machistas” negaban las “cosas en sí” en general. (Ver “Cosa en
si” y “cosa para nosotros”). Al repudiar la existencia de las “cosas
en sí”, es decir, el mundo objetivo, el mundo real, los “machistas”
afirmaban que sólo las sensaciones constituyen el dato inmediato y que
el mundo exterior es un complejo de sensaciones. Denunciando al
socialista-revolucionario Chernov, quien desnaturalizaba a sabiendas
las concepciones de Engels, Lenin hace una exposición circunstanciada
de la teoría marxista del conocimiento, y formula tres conclusiones
gnoseológicas fundamentales: 1) las cosas existen objetivamente,
independientemente de nuestra conciencia; 2) no hay ninguna diferencia
de principio entre el fenómeno y la “cosa en sí”. Sólo hay diferencia
entre lo que es conocido y lo que no lo es aún; 3) el conocimiento de
lo real va de la ignorancia al saber, del conocimiento incompleto,
impreciso, al conocimiento más completo y más preciso. Lenin aportó
una definición acabada de la materia: “La materia es una categoría
filosófica que sirve para designar la realidad objetiva, que es dada
al hombre en sus sensaciones, que es copiada, fotografiada, reflejada
por nuestras sensaciones, y que existe independientemente de ellas”
(Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, pp. 136 y 137, Ediciones
Pueblos Unidos, Montevideo, 1948).

La cuestión de la materialidad y de sus leyes es expuesta por Lenin de
manera detallada en el tercer capítulo. Lenin muestra que la
algarabía terminológica de los “machistas” disimula al idealismo
subjetivo. Mach escribía: “Lo que llamamos materia no es más que
cierto vínculo regular entre los elementos («sensaciones»)”. De esta
premisa idealista derivan las otras. La necesidad, la causalidad, el
determinismo, proclamados como categorías subjetivas, son deducidos
así no del mundo exterior, sino de la conciencia, de la razón, de la
lógica. Las concepciones “machistas” del espacio y del tiempo son
igualmente las del idealismo subjetivo. “El espacio y el tiempo”,
afirma Mach, “son sistemas bien coordinados… de series de
sensaciones”. Absurdo evidente, puesto que de este modo, no es el
hombre con sus sensaciones el que existe en el espacio y el tiempo,
sino por el contrario, el espacio y el tiempo los que existen en el
hombre, en sus sensaciones. Los razonamientos de esta especie,
escribía Lenin, consagran el obscurantismo clerical. “El idealismo
filosófico no es más que una historia de fantasmas disimulada y
disfrazada” (Ibid., p. 198). Del hecho de reconocer la existencia
objetiva de la materia, de la naturaleza, derivan los demás principios
materialistas: reconocimiento del carácter objetivo de la causalidad y
del determinismo en la naturaleza, reconocimiento del espacio y del
tiempo como formas objetivas del ser. En el cuarto capítulo, Lenin
estudia el empiriocriticismo en su evolución histórica, sus relaciones
con las demás tendencias filosóficas. Critica en detalle las
variedades del “machismo”: el empiriosimbolismo (ver), el
empiriomonismo (ver), la escuela inmanentista (ver Escuela
inmanentista en filosofía). Lenin reserva un lugar particular a la
crítica del empiriomonismo de Bogdanov (ver). Éste consideraba como
dato primario el caos de los “elementos” (de las sensaciones), de
donde nacería la experiencia psíquica de los hombres; venía luego la
experiencia física y, por fin, el “conocimiento que ella engendra”.
En oposición a los subterfugios idealistas de Bogdanov, Lenin expone
un cuadro materialista del mundo: el mundo físico existe
independientemente de la conciencia del hombre y ha existido antes que
él; lo psíquico, la conciencia, es el producto superior de la materia,
la función del cerebro humano.

El quinto capítulo está dedicado al análisis de la revolución en las
ciencias de la naturaleza y a la crítica del idealismo “físico” (ver).
Lenin explica en primer término los orígenes de la crisis en las
ciencias naturales. En el siglo XIX, la física clásica había
alcanzado su apogeo. El materialismo triunfaba en ese dominio. Sin
embargo, en los umbrales del siglo XX, algunos descubrimientos
sensacionales trastornaron por completo el antiguo cuadro físico del
mundo. Anteriormente, los sabios interpretaban las propiedades de la
materia en un sentido metafísico; los físicos estimaban que la materia
poseía propiedades inmutables, dadas de una vez por todas
(impenetrabilidad, inercia, masa, &c.). Los nuevos descubrimientos
revelaron nuevas propiedades de la materia: el electrón no tiene masa
en el sentido ordinario, mecánico de la palabra, y su masa es de
naturaleza electromagnética; el átomo, que parecía ser una partícula
de materia indivisible, se reveló como un fenómeno infinitamente más
complejo. El descubrimiento de la radioactividad mostró que los
elementos considerados inmutables se transformaban los unos en los
otros. Los éxitos prodigiosos de las ciencias de la naturaleza, los
nuevos descubrimientos en física, no podían mantenerse dentro del
marco de las viejas concepciones mecanicistas. Para salir de este
punto muerto, los científicos tenían necesidad de asimilar
conscientemente la dialéctica materialista; pero, formados en el
espíritu de una concepción idealista del mundo, muchos de ellos
extrajeron conclusiones idealistas de estos nuevos descubrimientos y
afirmaron que la “materia había desaparecido”, &c. Se vio surgir
entre los físicos, escuelas idealistas (idealismo “físico” de Ostwald,
&c.) que trataban de interpretar dentro de un espíritu idealista las
nuevas adquisiciones de la física. “La esencia de la crisis de la
física contemporánea consiste en el desquiciamiento de las viejas
leyes y de los principios fundamentales, en prescindir de la realidad
objetiva existente fuera de la conciencia, es decir, en la
substitución del materialismo por el idealismo y el agnosticismo”
(Ibid., p. 287). Lenin generalizó los nuevos descubrimientos en
física, puso en claro la esencia de la crisis de las ciencias de la
naturaleza, indicó el medio de salir de ella por el camino
materialista, y mostró las perspectivas ilimitadas que se abrían ante
ellas. Enriqueció así el materialismo filosófico marxista y le dio
una forma nueva. Lenin aplicó brillantemente la dialéctica a la
teoría del conocimiento y desarrolló profundamente la teoría marxista
del conocimiento, dilucidando numerosas cuestiones esenciales (la
teoría del reflejo, ver, la verdad objetiva, la verdad absoluta y la
verdad relativa, relación entre la teoría y la práctica, &c.).

La generalización que hizo Lenin de los progresos científicos y su
crítica del “machismo” tienen, en el momento actual, una importancia
considerable para el desarrollo de las ciencias naturales. La
evolución ulterior de la física y de las demás ciencias ha confirmado
plenamente el análisis magistral de Lenin. La física contemporánea ha
hecho nuevos descubrimientos que no sólo prueban el acierto del
materialismo dialéctico, sino que no pueden ser comprendidos y
explicados más que a la luz de las ideas expuestas en Materialismo y
empiriocriticismo. Tales son, por ejemplo, los descubrimientos de la
física nuclear y de la mecánica cuántica (ver), &c. Pero los
idealistas “físicos” actuales explotan esos descubrimientos para
luchar contra el materialismo. Según ellos, la liberación de la
energía luego de la desintegración del átomo significa la
“desaparición de la materia”, y la transmutación, en ciertas
condiciones, del fotón en par material electrón-positrón y viceversa,
equivale a la creación de la materia partiendo de la “nada”, a una
“aniquilación” de la materia, a su conversión en energía “pura”. Se
recurre a la teoría de la relatividad (ver), para interpretar el
espacio y el tiempo desde el punto de vista del idealismo subjetivo,
&c. El libro de Lenin Materialismo y empiriocriticismo pertrecha a
los sabios soviéticos y a todos los científicos progresistas del mundo
en su lucha contra el obscurantismo en la ciencia y en la filosofía,
les indica el camino a seguir para alcanzar nuevas cumbres en el
progreso de la ciencia.

En el sexto capítulo, Lenin critica el idealismo subjetivo de los
“machistas” en el dominio social; desarrolla y enriquece el
materialismo histórico de Marx y de Engels. El “machista” Bogdanov
reducía la vida social a la actividad de la conciencia, a la actividad
psíquica, lo que desembocaba en la identificación idealista de la
existencia social y de la conciencia social. Lenin aplica
brillantemente el materialismo filosófico al estudio de la vida
social, y enuncia la fórmula marxista de la relación entre la
existencia y la conciencia sociales. “El materialismo en general
reconoce el ser objetivamente real (la materia) independiente de la
conciencia, de la sensación, de la experiencia, &c., de la humanidad.
El materialismo histórico reconoce el ser social independiente de la
conciencia social de la humanidad” (Ibid., p. 366). Lenin pone en
evidencia el espíritu de partido en filosofía, somete a una crítica
sarcástica las tentativas de los filósofos burgueses de elevarse “por
encima” de los principales partidos en lucha en el terreno filosófico.
En la “Conclusión”, Lenin resume su exposición: la confrontación de
los principios teóricos del empiriocriticismo y del materialismo
dialéctico muestra el carácter eminentemente reaccionario del
“machismo”; los representantes de esta escuela filosófica partieron de
Kant para terminar en Hume (ver) y en Berkeley, es decir, en el
idealismo subjetivo; el “machismo” está íntimamente ligado al
idealismo “físico” en ha ciencias de la naturaleza. Detrás de toda
suerte de subterfugios terminológicos, es preciso saber descubrir las
dos corrientes filosóficas principales y poner de relieve la lucha de
los partidos en filosofía.

Materialismo y empiriocriticismo está impregnado de un extremo a otro
de una unidad de principios rigurosa, del espíritu del partido
comunista, y combate con intransigencia toda veleidad de apartarse del
marxismo revolucionario. Cada palabra de Lenin “es una espada tajante
que da por tierra con el enemigo” (Zhdanov). Lenin proyecta luz sobre
la cuestión del espíritu de partido en filosofía (ver), estigmatiza
toda manifestación de tolerancia en la lucha contra el campo
idealista, toda actitud objetivista, “sin partido”, en materia de
filosofía. La obra de Lenin es un modelo de desarrollo creador de la
filosofía marxista, un modelo de firmeza comunista en el dominio
teórico.

Diccionario filosófico · 1965:304-305

Materialismo y Empiriocriticismo. Notas críticas sobre una filosofía
reaccionaria. Principal obra filosófica de Vladímir Ilich Lenin;
escrita en 1908, vio la luz en mayo de 1909. El libro fue redactado
en un período de reacción provocado por la derrota de la primera
revolución rusa de 1905-07. En aquel entonces, la defensa del
materialismo dialéctico e histórico frente a los ataques del
revisionismo, el aplastamiento de la filosofía reaccionaria
empiriocriticista que los revisionistas defendían por todos los
medios, constituía una tarea actual, política y teórica de los
marxistas. En el libro Materialismo y empiriocriticismo se hace una
crítica exhaustiva de la filosofía idealista subjetiva del
empiriocriticismo, se pone de manifiesto su total oposición, en todas
las cuestiones filosóficas, con el materialismo dialéctico e
histórico. Lenin muestra cómo los machistas rusos, deseosos de
“completar y desarrollar” el marxismo con el machismo, en realidad no
hacían más que repetir las tesis del idealismo subjetivo y del
agnosticismo. La experiencia de la humanidad entera, los datos de la
ciencia natural refutan por completo todas las teorías de los
“novísimos” idealistas. Lenin critica detalladamente las teorías
idealistas de Mach, Avenarius (Coordinación de principio), Pearson,
Petzoldt y otros, así como también de los machistas rusos: Bazárov,
Bogdánov (Empiriomonismo), Iushkiévich (Empiriosimbolismo) y otros.
En el libro se indican cuáles son las fuentes ideológicas y el lugar
del empiriocriticismo en la evolución de la ideología burguesa:
empezando con Kant, los machistas llegaron a Hume y a Berkeley, sin ir
más allá de las concepciones de estos dos filósofos. Respecto a la
posición ideológica del machismo, es sumamente característica la
afinidad que éste presenta con las corrientes más reaccionarias del
pensamiento burgués del tipo de la escuela de la inmanencia en
filosofía. Lenin reveló además, por primera vez en la filosofía
marxista, las relaciones verdaderas existentes entre el
empiriocriticismo y la ciencia natural. El empiriocriticismo, que se
presentaba como filosofía de la ciencia natural moderna, en realidad
influía negativamente sobre el desarrollo de esta última utilizando y
acentuando las vacilaciones idealistas de varios físicos, nacidas de
la crisis que sufrió la física a fines del siglo XIX y a principios
del XX. Es de extraordinaria importancia el profundo descubrimiento
que hizo Lenin de las raíces sociales y el papel de clase de la
filosofía machista. Aplicando de manera decidida y tenaz la línea del
espíritu de partido de la filosofía, puso de relieve la inconsistencia
de la “obtusa pretensión” de los machistas –como, en general, de toda
la corriente positivista– de elevarse por encima del materialismo y
del idealismo, e hizo ver que el empiriocriticismo está al servicio de
las fuerzas reaccionarias, de la religión, que es hostil a la ciencia
y al progreso. La crítica multilateral y exhaustiva del machismo, de
sus partidarios y correligionarios rusos, no agota el contenido del
libro de Lenin. En Materialismo y empiriocriticismo, Lenin fundamentó
y siguió desarrollando importantísimas tesis del materialismo
dialéctico e histórico. Analizó circunstanciadamente la cuestión
fundamental de la filosofía, categorías muy importantes de la
filosofía marxista (materia, experiencia, tiempo y espacio,
causalidad, libertad y necesidad, &c.), desarrolló con espíritu
creador la teoría marxista del conocimiento (sobre todo las cuestiones
referentes a la teoría del reflejo, al papel de la práctica en la
cognición, al lugar y al papel de las sensaciones en el conocimiento,
a la verdad objetiva, a la relación entre verdad absoluta y verdad
relativa) y las cuestiones fundamentales del materialismo histórico.
Es de singular valor la generalización que hace Lenin de los nuevos
datos de la ciencia natural. Los relevantes descubrimientos hechos en
física a fines del siglo XIX y comienzos del XX, señalaron el
principio de una revolución en la ciencia natural, pero al mismo
tiempo dieron origen, en ésta, a una profunda crisis estrechamente
ligada al idealismo “físico”. Después de poner al descubierto las
raíces de clase y gnoseológicas del idealismo “físico”, mostró Lenin
que los últimos descubrimientos de la física no sólo no refutaban el
materialismo, sino que por el contrario proporcionaban una nueva
confirmación del materialismo dialéctico. La generalización
materialista dialéctica que hace Lenin de las grandes conquistas de la
ciencia señaló el camino para salir de la crisis en que se hallaba la
ciencia natural, demostró convincentemente que el único método de esta
ciencia es el de la dialéctica materialista. El significado del libro
de Lenin estriba en que, en él, se da al materialismo una nueva forma,
en consonancia con el nuevo nivel del desarrollo de la ciencia. La
obra de Lenin Materialismo y empiriocriticismo sigue siendo, hoy en
día, un arma ideológica en la lucha contra la filosofía burguesa y el
revisionismo, facilita la generalización filosófica del desarrollo
actual de las ciencias naturales. El libro de Lenin es un modelo de
desarrollo creador de la filosofía marxista, es un ejemplo de espíritu
comunista de principio en las cuestiones teóricas.

Diccionario de filosofía · 1984:280-281

Materialismo y empiriocriticismo. Notas críticas sobre una filosofía
reaccionaria. Principal trabajo filosófico de Lenin, escrito en 1908
y editado en mayo de 1909. El libro fue escrito en las condiciones de
la reacción provocada por la derrota de la primera revolución rusa
(1905-07). En ese entonces, la defensa del materialismo dialéctico e
histórico frente a los ataques del revisionismo y la refutación de la
filosofía reaccionaria del empiriocriticismo, que implantaban
intensamente los revisionistas, constituían una tarea política y
teórica de actualidad para los marxistas. En el libro Materialismo y
empiriocriticismo se ofrece una exhaustiva crítica de la filosofía
idealista subjetiva del empiriocriticismo y se pone de manifiesto la
completa contraposición de la misma, en todas las cuestiones
filosóficas, al materialismo dialéctico e histórico. Lenin muestra
que los machistas rusos, que deseaban “completar y desarrollar” el
marxismo con ayuda del machismo, de hecho no hacían más que repetir
las ideas reaccionarias del idealismo subjetivo y el agnosticismo. La
experiencia de toda la humanidad y los datos de las ciencias naturales
desmienten por completo todas las construcciones de estos idealistas
“novísimos”. En el libro se muestran las fuentes ideológicas y el
lugar del empiriocriticismo en el desarrollo de la filosofía burguesa:
empezando por Kant, los machistas se dirigieron a Hume y Berkeley, el
marco de cuyos criterios no rebasaron. Para la posición ideológica
del machismo es sumamente característica su proximidad a las
corrientes más reaccionarias del pensamiento burgués del tipo de la
escuela inmanente en filosofía. Pretendiendo desempeñar el papel de
filosofía de las ciencias naturales modernas, el empiriocriticismo de
hecho ejercía una influencia negativa sobre el desarrollo de la
ciencia, utilizando y aumentando los vaivenes ideológicos de varios
físicos, engendrados por la crisis en la física en la divisoria de los
siglos 19 y 20. Tiene excepcional importancia el hecho de que Lenin
puso al desnudo a fondo las raíces sociales y el papel de clase de la
filosofía del machismo. Aplicando con decisión y tesón la línea del
partidismo de la filosofía, aclaró la inconsistencia de la pretensión
de los machistas, al igual que de toda la corriente del positivismo en
general, de elevarse por encima del materialismo y el idealismo y
mostró que el empiriocriticismo servía a las fuerzas de la reacción y
la religión y era hostil a la ciencia y al progreso. Pero el
contenido del libro de Lenin no se circunscribe sólo a la crítica
exhaustiva del machismo y sus adeptos y correligionarios rusos. Lenin
fundamentó y desarrolló en el Materialismo y empiriocriticismo las
tesis del materialismo dialéctico e histórico, analizó todos los
aspectos del problema fundamental de la filosofía y las categorías más
importantes de la filosofía marxista (materia, experiencia, tiempo y
espacio, causalidad, libertad y necesidad, &c.) y enriqueció con
espíritu creador la teoría del conocimiento de Marx (sobre todo las
cuestiones de la teoría del reflejo, del papel de la práctica en el
conocimiento, del lugar y papel de las sensaciones en el conocimiento,
de la verdad objetiva y la correlación de la verdad absoluta y
relativa) y los problemas fundamentales del materialismo histórico.
Tiene particular importancia la sintetización por Lenin de los nuevos
datos de las ciencias naturales. Los grandes descubrimientos en
física en la divisoria de los siglos 19 y 20 marcaron el comienzo de
una revolución en las ciencias naturales, pero ellos mismos provocaron
una profunda crisis en su desarrollo, enlazado estrechamente con el
idealismo físico. Al descubrir las raíces de clase y gnoseológicas de
este último, Lenin mostró que los descubrimientos más recientes en
física, lejos de refutar el materialismo, por el contrario, confirman
el materialismo dialéctico. Al generalizar las conquistas de la
ciencia de aquel entonces, Lenin demostró persuasivamente cuán
importante es el método de la dialéctica materialista para el progreso
científico y para superar la crisis en las ciencias naturales. Siendo
un modelo de desarrollo creador del marxismo, el libro de Lenin sigue
constituyendo un arma ideológica en la lucha contra la filosofía
burguesa y el revisionismo y contribuye a la sintetización filosófica
del estado actual de las ciencias naturales.

Comparte este artículo