Desahucios: se gana una batalla pero no la guerra
Los fondos buitres y la banca están creando un estado de alerta social contra las ocupaciones de sus viviendas que contribuye a que ciertos sectores sociales, con inconsciencia de clase,acaben apoyando a grupos desokupa de extrema derecha, sin percatarse de que la crisis los podrá convertir en nuevas víctimas de éstos.
Un desahucio previsto para el pasado 9 de noviembre, que amenazaba a 38 familias en la localidad de Pobla de Vallbona (Valencia) en dos bloques de vivienda, ha sido suspendido por orden del Juzgado de Llíria hasta el próximo 8 de febrero. Esta paralización obedece al inicio de negociaciones entre la Consejería de Vivienda de la Generalitat Valenciana y el fondo buitre titular de los inmuebles con el objeto de lograr una solución habitacional que afecta a más de cien personas en situación de extrema vulnerabilidad.
Semanas atrás una intensa movilización popular advertía de la inminencia de este desahucio colectivo, convocando a las familias y sus allegados, así como a todos los vecinos de la localidad para concentrarse junto a estos dos bloques de vivienda el día señalado para los lanzamientos. No hizo falta, la presión fue tal que la Generalitat tuvo que intervenir y el Juzgado suspender provisionalmente la orden de desalojo. Por el momento, una victoria popular muy importante. Pero la guerra popular continúa contra las crueldades de los fondos buitres que los gestores del Estado y de las Comunidades Autónomas consienten y amparan.
La banca y los fondos buitres son conscientes de que la crisis económica, social y sanitaria está provocando el impago de las hipotecas de un número de familias arruinadas cada vez más creciente. De ahí la necesidad que tienen, para mejor defender sus intereses, de una nueva legislación más regresiva que la actual que facilite la ejecución de las órdenes judiciales de desahucios contra las familias que se quedan sin recursos.
Movilizan a los medios “informativos” que controlan para generar una falsa alarma social con “las ocupaciones de viviendas”. Pero la realidad es que hay muchos más desahucios que ocupaciones. De los primeros apenas se habla por esos medios, y de las segundas hay una campaña para exagerarlas y condenarlas, en este caso con la ayuda de las campañas de publicidad que orquestan las empresas de seguridad. De esta forma, crean un estado de alerta social que contribuye a que ciertos sectores sociales, con inconsciencia de clase,acaben apoyando a grupos desokupa de extrema derecha, sin percatarse de que la crisis los podrá convertir en nuevas víctimas de éstos.
Allanar un piso de un particular es un delito grave inaceptable. Ocupar una vivienda vacía de un banco privado o de un fondo buitre por imperiosa necesidad habitacional no lo es. De ahí la campaña mediática que promueven los especuladores de viviendas por equiparar la ocupación con el allanamiento y legitimar así las actuaciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado dirigidas al desalojo de las viviendas de los bancos y fondos buitres que han sido ocupadas por familias sin ningún tipo de recursos y sin solución habitacional. Desalojos que se llevan a cabo impidiendo la oposición pacífica vecinal a estos desahucios con el amparo y la protección que les ofrece la ley mordaza.
De manera nominal los bancos ya no tienen pisos, se los han vendido a los fondos (buitres) de inversión. Pero estos fondos se encuentran participados y controlados por la banca. De esta manera, intentan alejarse del conflicto ante la opinión pública y dejar de ser protagonistas de los desahucios, cuando en realidad siguen siendo sus principales responsables.
Los fondos buitres intervenidos por el capital financiero lo mismo invierten en activos hipotecarios que en el comercio de armamento. Entre sus consejos de administración podemos encontrar, por ejemplo, a un hijo de Aznar o algún familiar del rey emérito.
Como decíamos al principio, los desahucios de Pobla de Vallbona se han podido parar como consecuencia de una fuerte presión social. Pero debemos ser conscientes que la guerra está por ganar y que necesitamos mucha organización, determinación y movilización para seguir avanzando hasta lograr que el derecho a la vivienda de todo ser humano sea total y completamente respetado. Los enemigos son muy poderosos, pero no son invencibles. Con organización, estrategia, movilización y siempre con el protagonismo de la clase obrera y las capas populares les podremos derrotar.
Arturo Peiró Pons, Responsable del Área Externa del PCPV Valencia Ciudad