Qué ocurre en la UJCE: el enemigo interno antileninista (4/4)

Índice

14. La UJCE estaba perdiendo militancia

15. La contradicción con el PCE es inevitable: el huito de aceituna

16. La UJCE es intervenida

17. Llegan las tesis congresuales

18. La “UJFake” y las resoluciones. Y Draper otra vez

  1. La UJCE estaba perdiendo militancia 

Desde el primer Comité Central de mayo de 2022, una de las preocupaciones de la dirección de la UJCE era que no crecía la militancia. La cuestión alcanzaba ya niveles graves. No se trataba de un problema nuevo. Los contactos y los militantes caían desde el gobierno del PSOE y Unidas Podemos y la pandemia, a inicios de 2020. Las bajas de la organización venían duplicando a las altas. Los datos de noviembre de 2022 mostraban que el censo se había reducido un 40% en dos años. En comparación con la situación de hacía cinco, quedaba un tercio de militancia. 

Antes de que saltaran las alarmas, y hasta el último mes, se había venido argumentando que en este proceso se depuraban desviaciones. Y no solo mediante expulsiones. También se celebraba la mayoría de las bajas voluntarias. Pero por el camino en algún momento se debía haber abordado por qué esa necesidad de depuraciones sin fin iba de la mano de una disminución constante de la organización, y sin una mejora cualitativa reseñable. Las bajas no paraban y, al mismo tiempo, la valoración de la CP sobre la militancia, sobre su formación y su capacidad de intervención, era muy negativa. 

La dirección iba podando. Con agrado, creía ver malas ramas cayendo por su propio peso. Pero no veía brotes verdes por ningún lado. En realidad la organización se le moría entre las manos que ahorcaban.

Había una clara incapacidad de formar cuadros. Pero este problema no estaba analizándose. La dirección eludía sus propias limitaciones y errores; su incapacidad de estímulo teórico y práctico; su asfixiante burocratismo y el desdén hacia la crítica; su desprecio a los acuerdos colectivos y sus consecuencias; su nula capacidad de convencimiento teórico (como no podía ser de otro modo si no había dominio teórico de nada y sí un desvío izquierdista). 

En lugar de guiar y orientar a la militancia para formar y desplegar sus capacidades, se combinaba el ordeno y mando con el bloqueo y la elusión de las críticas. Y a medida que maduraba la desviación izquierdista de la dirección, la cosa no podía si no empeorar. Y empeoró. Esta dirección ha estado propiciando bajas hasta muy pocas semanas antes del congreso, tal y como veremos en el epílogo de esta serie.

Por si el encogimiento de la UJCE fuera poco, durante 2022 se apreciaba cierto repunte del anarquismo, el trotskismo, el obrerismo reaccionario y el Movimiento Socialista. En ese auge general, la UJCE tuvo un pequeño aumento de contactos en septiembre y octubre de 2022, pero nada comparable con la tendencia arrastrada. Además, estos meses se produjeron también bajas importantes que en el fondo estaban provocadas por las primeras improvisaciones de la dirección rumbo a la nueva línea.

Aquel escenario agonizante de la UJCE facilitó que una parte de la dirección, a medida que estudiaba al Mugimendu, fuera obnubilándose ―y acomplejándose― por el aumento del fenómeno vasco, la expansión catalana y la influencia en puntos de Castilla. Pero obviaba las diferencias de contexto y contenido, y no afrontó que apenas había nada relevante en el resto del Estado. En lugar de ello, se entregó a asimilar la autodefinición que el Mugimendu hacía de sí y, siguiéndole, la universalizó. En el propio Comité Central hubo críticas sobre este modo de “explicar” un fenómeno. El hecho es que, sobre la base de la confusión de cuestiones elementales de la economía política marxista y del leninismo, y dentro de la asimilación general de las tesis del MS, se estaba asumiendo también su autoexplicación. 

De la reducción de la masa de plusvalor y la inevitabilidad de la socialdemocracia a la ruptura con el reformismo y la recuperación del programa revolucionario; una extremadamente simple ilación de errores que servía para justificar cualquier ocurrencia izquierdista. Y esto era lo que la militancia tenía que asumir como verdad revelada por la “autocrítica” y como “acuerdos colectivos”; estas importaciones teóricas incorrectas aprobadas en el CC en contra de los acuerdos del Congreso.

La visión economicista estrecha que aquella tesis encerraba estaba a la vista de todos, pero era una perspectiva que estaba enquistada en una dirección dispuesta a sostenerla a toda costa. Para tratar de deshacerse de las críticas, en diferentes momentos adornó esta tesis con algunos añadidos, pero más tarde, en otros documentos, volvía una de nuevo al planteamiento mecanicista puro. No importaba que se mostraran los errores de concepción existentes ya en el punto de partida del argumento, así como la imposibilidad de explicar con esa reducción económica la cuestión. El carácter anticientífico y dogmático de esta dirección (producto de las miserias teóricas y políticas de nuestro movimiento) se ha manifestado en esta forma de sostener un giro político sobre meras frases, sin ninguna prueba, contra toda prueba; simplemente repitiendo una y otra vez la misma media docena de ideas.

Cuando este esquema ideológico comenzaba a apoderarse de la Comisión Política del Comité Central de la UJCE, esta, distanciándose de sus conclusiones previas, concluyó en noviembre de 2022 que la imposibilidad de la organización para crecer tenía como un factor inequívoco al PCE: su presencia en el gobierno, su política y la práctica de sus dirigentes. Hasta entonces la explicación se había centrado principalmente en 1) la etapa de reflujo de la movilización y 2) la intervención externa ineficiente. Pero en esta ocasión, aparte del factor inequívoco, no se precisaba nada más. En realidad, la nueva línea no necesitaba aclarar más cosas. Bastaba con cubrirlo todo del más vulgar posicionamiento antiPCE ―y el partido facilitaba las cosas― para representar el papel de revolucionario.

Esta dirección, que en la historia reciente de la UJCE es la que más ha usado la palabra “autocrítica”, ha sido la que más superficialmente la ha aplicado consigo misma, y la que más muñecos de paja ha elaborado sobre el pasado de la organización para hacer pasar alejamientos del leninismo por soluciones a viejos problemas

Ya conocemos la dificultad histórica que la UJCE para formar a su militancia en el marxismo-leninismo. ¿Hace falta aclarar que el PCE no había ayudado? ¿Cómo se las podría ingeniar una juventud si, para cuando sus cuadros más formados empezaban a dominar las obras principales de Marx, Engels, Lenin y Stalin, tenían que promocionar? En la miseria del movimiento comunista contemporáneo occidental, especialmente profunda en España, no cabe duda de que nadie es perfecto. Pero los problemas, o bien se pueden identificar e ir resolviéndolos metódicamente, o bien uno puede andar dando bandazos para tratar de esquivar una y otra vez las consecuencias de algo que no aborda de raíz. 

Con esta dirección resultó que, los mismos cuadros dirigentes que habían puesto barreras a la formación sistemática durante años, y que habían impulsado a que la organización se mantuviera en el “movimentismo”, ahora huían de las consecuencias de la aplicación de sus propias orientaciones. Los mismos dirigentes que habían depurado con satisfacción a la militancia imperfecta, sin ser capaces de orientar a la nueva para que fuera asumiendo con creciente profundidad y responsabilidad el proyecto comunista, ahora miraban con impotencia que la organización no crecía. Los mismos que tenían serias dificultades para explicar cuestiones fundamentales del marxismo, lamentaban el nivel de formación de la militancia y se preparaban para ofrecer a esta, de cara al congreso, un refrito incoherente. ¿Qué cabía de la prolongación de estas prácticas, si no se rectificaban? Desde luego que, o bien la extinción de la organización, o bien la huida a otro proyecto.

Por supuesto, lo más lamentable no eran los errores, sino la forma en que se persistía en ellos mientras la organización languidecía; el modo en que se apelaba a cualquier justificación para no abordar nunca el centro del asunto. 

Entre otras cosas se llegó a la curiosa conclusión de que el problema no era la pérdida de militantes, sino los pocos contactos que se recibían. ¿Qué estaba oculto detrás de esta idea? Que el problema no era el fracaso de la organización para educar a jóvenes en el marxismo-leninismo y facilitar su encuadramiento en la práctica comunista, sino que no llegaban más contactos. Uno no puede evitar de preguntarse, ¿más contactos, para qué, para seguir no educándolos en el marxismo-leninismo y llevar el registro de todas las penurias que no se sabe cómo resolver, para luego arrinconarlos, dejarlos de lado o expulsarlos?

A la dirección no se le ocurrió criticar a fondo su propia incapacidad de atraer, mantener y formar cuadros, ni de encontrar una solución a ello. En su lugar, criticaba las carencias de las bases como si fueran externas a sí misma (exacto: la misma dirección que iba a dar lecciones contra la “exterioridad” y el “vanguardismo”, ni más ni menos). Que alguien intente encontrar, en Lenin o en Stalin, algo que justifique semejante huida respecto a la propia responsabilidad; semejante lloriqueo de los dirigentes por el hecho de que las bases no dominen aquello que la organización, con sus responsables a la cabeza, debería garantizar que dominen. Buena suerte en la búsqueda.

De modo que la CP concluyó que la única forma de no desaparecer en unos pocos años era marcar distancia con la línea del PCE y atraer a militancia más próxima al marxismo-leninismo. Detrás de esto estaba el complejo indicado y la capitulación respecto a los acuerdos congresuales; estaba la orientación de la organización, no a la tarea de formar cuadros, sino a la de ganarse el beneplácito de la crítica de Twitter. Y hay que reconocer que aquí sí hubo un logro parcial de esta dirección. No es que todas las organizaciones comunistas juveniles le hicieran la ola, pero miembros destacados del MS han venido mostrando un inusual respeto por la UJCE en redes sociales. Precisamente del MS; de esa organización que había mostrado sus puertas abiertas desde finales de 2022, y con la que ya estaba apalabrado, meses antes del congreso extraordinario de diciembre de 2023, un congreso de unificación hacia marzo de 2024 (con el acuerdo de tener en cuenta los niveles de dirección de los escindidos de la UJCE y su “bagaje político” a la hora de situarlos en la nueva estructura). 

Cuando en el CC se debatió aquella simplificación sobre la caída de la militancia, hubo perfiles que intentaron oponerse a ello y a las consecuencias políticas hacia las que se apuntaba. De nuevo, hubo promesas; promesas de estudiar la cosa más en detalle. Pero para la CP lo único realmente relevante del debate era fortalecer su conclusión: el fortalecimiento de la UJCE se lograría al marcar distancia con el PCE. Y resultó que la mayoría del CC se dejó arrastrar por esta conclusión. ¿Adivina el lector qué ocurrió después de noviembre de 2022 con la cantidad de militancia? Efectivamente, siguió cayendo, y a buen ritmo. Ya lo veremos.

Es evidente que marcar distancia con el PCE avanzaba hacia la ruptura con el PCE. La dirección de la UJCE sabía, además, que esa oposición podía generar bajas en la propia organización. A fin y al cabo los militantes de la UJCE constituían conscientemente y congresualmente, y aun conociendo las deficiencias, la organización juvenil de un partido determinado. Estas bajas, cuando se estaba al borde de convocar el congreso a finales de 2022, se consideraron esperables y asumibles. Ningún argumento podía frenar la intención de la dirección de imponer unilateralmente su línea. ¿Y quiénes eran los más interesados en que se diesen de baja de la UJCE algunos militantes que no querían romper con el partido? Efectivamente: los que sí querían.

Pero detengamos aquí el análisis de este lado de la cuestión. Todo ello, aún siendo cierto, no excusa lo evidente: por supuesto, las actuales posiciones del PCE ejercen una influencia sobre la llegada de militancia al partido y a la UJCE, así como sobre el tipo de perfil. 

Será ilustrativo echar un breve vistazo a la historia.

En los años 30, el glorioso PCE encabezado por José Díaz actuó como una fuerza centrípeta. Fue atrayendo crecientemente a los más decididos hombres y mujeres de las clases populares; a aquellos que despuntaban en las más diversas luchas por todo el Estado, logrando organizarlos contra la reacción y por un futuro comunista. De ahí la admiración que no deja de despertar el estudio de esta etapa, y no por el deleite del pasado, sino por la pasión práctica contemporánea. Hombres criados en el seno de la violenta sociedad española de la época, salidos de pequeños municipios, en muchos casos sin apenas instrucción y hechos a golpes, convertidos en líderes sindicales de decenas, cientos de miles de compañeros en el curso de la lucha obrera, llegados al PCE, con ello a la ciencia marxista ―incluso a la formación sistemática en la Unión Soviética―, y elevados, a fuerza de mérito, hasta ser jefes militares de la Sección Española de la Internacional Comunista. De entre estos perfiles despuntó Enrique Líster, cantado por una famosa letra en compañía de Valentín González, Francisco Galán, Juan Modesto y el italiano Vittorio Vidali, a la cabeza de “la flor más roja del pueblo” [1]“Con Lister, El Campesino, / con Galán y con Modesto, / con el Comandante Carlos / no hay miliciano con miedo. […] Con los cuatro batallones / que Madrid están defendiendo / se va lo mejor de … Seguir leyendo. Jóvenes artistas, poetas, escritores y otros intelectuales provenientes de familias de capas medias, educados en lo más avanzado de la cultura de la época, en las grandes ciudades del país; hombres y mujeres que ya habían dejado tiempo atrás las distorsiones futuristas y otros idealismos, que se sumaron a las filas del comunismo para nutrir la lucha obrera y popular, y que propiciaron la entrega de la intelectualidad progresista a la lucha por la democracia e incluso a la causa histórica de la clase obrera: el comunismo. Rafael Alberti y María Teresa de León, fundadores de la revista Octubre; [2]https://www.memoriademadrid.es/download.phpnombre=hem_octubre_193334_01p.pdf&id=./doc_anexos/Workflow/0/30570/hem_octubre_1933-34_01p.pdf Josep Renau y tantos otros. Y qué decir de los ejemplos anónimos y sencillamente heroicos. Son innumerables. Aquel PCE no atrajo a todo lo más decidido y consciente de la clase obrera y de las masas populares porque entonces el anarquismo era aún fuerte. La clarificación de las limitaciones anarquistas solo era posible a través de un proceso histórico que ya había comenzado pero que todavía estaba en curso: al someterlas a los rigores de la lucha revolucionaria y de la crítica (tal y como hizo Engels en “Los bakuninistas en acción. Memoria sobre el levantamiento en España en el verano de 1873” [3]https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1873-bakun.htm ). 

En cambio, es un hecho histórico innegable ―aunque haya sido obviado; o más exactamente, cuya elusión es parte interna del mismo hecho― el que desde los años sesenta la línea política del PCE comenzó a desarrollar consecuencias opuestas, centrífugas: a excluir de sí a parte de los más abnegado, a parte de lo más consciente, a parte de lo más marxista-leninista. Ello fue ocurriendo primero de forma numéricamente débil, en paralelo al aumento cuantitativo del partido. Pero afectó a sectores clave cuyo desplazamiento fue después generando mayores consecuencias. La situación se encontraba combinada con la grave división del movimiento comunista internacional. Como resultado, se fueron engendrando escisiones sucesivas. Un abanico de organizaciones comunistas crecía a la par que se debilitaba el PCE, cada vez más lejos del marxismo. También esas organizaciones, tarde o temprano, se dividieron y perdieron fuerza, dando paso a grupos y grupúsculos. El exponente más extremo fue ese fenómeno tan contradictorio y al mismo tiempo tan propio de nuestros días: los comunistas sin partido. Pese a los intentos y las pequeñas victorias pasajeras, los hechos muestran que la fragmentación y el desmoronamiento no se detuvieron ni 1) con la autocrítica de 1978 del Partido Comunista de China respecto al Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, ni 2) con el intento  que en 1984 formó el partido que se denominaría PCPE, ni 3) con la autocrítica incompleta del PCE al eurocomunismo en la segunda mitad de los años ochenta y la absorción del grueso del PCPE a inicios de 1989, ni 4) de ningún modo con la victoria de la contrarrevolución en la URSS en diciembre de 1991, ni 5) con la crisis general del capitalismo precipitada por la crisis económica de 2008, ni 6) con la recuperación del leninismo en los estatutos del PCE a finales de 2017. 

El resultado a 2023 es el que todos conocemos: el PCE, que no ha detenido su pérdida de militancia, no reúne en su seno ni siquiera a lo más consciente y activo de la clase obrera y del resto de clases y capas sociales que ya que se adscriben a la lucha por el futuro comunista. Y en realidad hace años que ni siquiera ha intentado estar a tono con esta tarea básica. Este es el escenario de nuestra práctica. ¿Hay acaso alguien que no lo sepa? 

Y esto por supuesto tiene su contraparte juvenil. Desde hace décadas hay jóvenes con clara vocación comunista que se distancian enfáticamente de la UJCE por ser la juventud del PCE, y que eligen otras organizaciones o que se mantienen al margen de todas por no conciliar tampoco con ciertas formas de dogmatismo o sectarismo. ¿Quién podría no estar al tanto de esto? 

Precisamente por ello la UJCE tenía el propósito, explicado al inicio del primer artículo de esta serie, de favorecer la recuperación revolucionaria del PCE; porque solo así podría enfrentarse este problema, que es histórico. Y para contribuir a resolverlo, la UJCE tenía que formar seriamente a sus cuadros en el marxismo-leninismo y ser una fuerza de expansión del proyecto comunista entre la juventud. Pero sus éxitos en este terreno han sido débiles. No obstante, cabía (y cabe) rectificar y hacer un buen trabajo. Algo se empezó a corregir en el ciclo previo al congreso de abril de 2022. No obstante, después de él, nada de la actividad de esta dirección ni de sus reflexiones ha ido en la línea de una verdadera y positiva autocrítica. 

El deseo frustrado de esta dirección de la UJCE de recibir contactos con una conciencia comunista más desarrollada, e incluso el considerar como no prioritario el acercamiento a la organización de sectores no iniciados, era la forma en que se expresaba su débil capacidad para conducir una escuela de cuadros. Este era el nuevo deseo de la dirección: Que me vengan los comunistas hechos y derechos. Una lamentable, altiva e inútil forma de reconocer que no se sabía cómo formar en la lucha comunista.

La flaqueza teórica, en vez de ser afrontada con esforzado y humilde estudio, era camuflada con autosuficiencia, frasecillas ultrarrevolucionarias, medidas disciplinarias, críticas eludidas y encogimiento de hombros ante la caída de militancia. 

Y el problema no se circunscribía a la formación de los militantes. Respecto a la atracción de más contactos, la dirección de la UJCE también ponía a un lado su propia responsabilidad. Aunque desde mayo había diagnosticado la necesidad de visibilizar la organización, el último contenido audiovisual del canal de YouTube, aún a diciembre de 2023, son los vídeos de febrero de 2022, en los que se anunciaba el XV Congreso. Esta dejación contrasta con el canal de los CJC del PCTE, y especialmente con el podcast Juventud!, estéticamente bien cuidado, que estrenaron en diciembre de 2021 y que han explotado recortando pedazos y difundiendo de diferentes modos. Basta comparar las páginas web y las redes sociales de ambas organizaciones para comprobar la dejación de funciones de la dirección de la UJCE. Y el contraste es más fuerte, y las consecuencias más dramáticas, si vemos la actividad de algunos proyectos juveniles obreristas reaccionarios. 

De entre las organizaciones juveniles revolucionarias más conocidas, la UJCE es la que menos contenido audiovisual ha generado, y con más pobreza de contenido. No hay que explicar nada sobre lo que esto implica para llegar hoy en día a la juventud. En cuanto a los escasos artículos, el balance es el mismo. 

Estos eran los logros de la dirección que se entregó al disfrute de los videos del MS. La afirmación es dura, pero es cierta: últimamente la UJCE ha ofrecido muy poco para atraer a la juventud crítica, comunista o incipientemente comunista, e impulsar su formación marxista-leninista y su consecuente organización. 

  1. La contradicción con el PCE es inevitable: el huito de aceituna

Con la convocatoria del congreso aprobada, la dirección de la UJCE comenzó a criticar públicamente, en comunicados y redes sociales, al PCE y sus posiciones. 

Según el artículo 4 de los estatutos de la UJCE y el 84.1 de los del PCE, la UJCE “es la organización juvenil del PCE, independiente en lo organizativo, autónoma en lo político, participa en sus órganos de decisión aportando la perspectiva juvenil y con cuyos acuerdos se cohesiona”. 

En el XIV Congreso, en 2019, la UJCE había acordado un mayor acercamiento al partido. Pero para 2022 se daba un paso atrás debido a “desencuentros ideológico-estratégicos” y reafirmaba su independencia y autonomía. Por supuesto, esto estaba directamente relacionado con varias diferencias, entre las que destacaba la presencia del PCE en el gobierno; diferencias que no solo tenían lugar entre juventud y partido, sino en el seno del propio PCE.

No obstante, el mandato congresual de la UJCE recogido en todo el apartado “La Juventud del Partido Comunista” era cristalino: incluso el acuerdo de una mayor independencia estaba al servicio del “Proceso de Reconstrucción del PCE”. Pero la mayoría de la CP había abandonado de facto este objetivo, y se dedicaría a promover su abandono en el CC y en la militancia, aún un año antes de la realización del congreso.

Antes de la convocatoria del congreso extraordinario, se publicaron los artículos ya citados sobre la supuesta reducción del plusvalor y la imposibilidad de las reformas. Estas ideas fundamentales de la nueva línea se continuaron sosteniendo después de diferentes maneras. Entre otras, el 1 de marzo, la Juventud, junto con el Partit Comunista del País Valencià, presentaba el libro de Piqueras. Anunció el evento con este eslogan: “Inviabilidad del proyecto socialdemócrata, crisis crónica del capital e independencia de clase como horizonte” [4]https://x.com/ujce_pv/status/1629207381165981697?s=46&t=a_jngqlORx58ELB7rkl-IA. Díez días más tarde, la UJCE de Aragón iniciaba sus XII Jornadas de Marzo con una charla sobre la “crisis crónica del capital” en la que participaba Piqueras. [5]https://twitter.com/ujcearagon/status/1634538572006019072?s=48&t=a_jngqlORx58ELB7rkl-IA

Pero una vez convocado el congreso, además de continuidad, hubo un giro: la dirección de la UJCE empezó a golpear más directamente en la línea de flotación del partido. No lo hacía disparando desde el marxismo-leninismo, como ha pretendido defender, sino desde un izquierdismo que tocaba algunos problemas reales para inmediatamente alejarse de la realidad. La CP incluso había acordado una ofensiva mayor. Pero el CC una vez más redujo el ritmo.

Los temas criticados fueron varios. Lo común era que todos ellos desarrollaban las nuevas posiciones que se esperaba validar en el congreso. Es decir, se preparaba ideológicamente el viraje organizativo, incumpliendo la promesa hecha en el CC de diciembre (mencionada en el anterior artículo).

Ya en diciembre se puso en cuestión la defensa de la sanidad pública [6]https://www.juventudes.org/los-limites-de-la-sanidad-en-el-capitalismo-la-juventud-comunista-ante-la-movilizacion-por-la-sanidad-en-zaragoza/. Después salió el comunicado de la no participación de la UJCE en las elecciones “a pesar de que nuestro referente partidario sí lo haga” [7]https://www.juventudes.org/por-un-2023-lleno-de-avances-planta-cara/. A finales de enero, el anuncio del congreso, con el evidente desafío al partido [8]https://www.juventudes.org/la-juventud-comunista-convoca-un-congreso-extraordinario-sobre-estrategia-y-partido-comunista/. A inicios de febrero, un artículo más delirantemente izquierdista (y lleno de tropiezos teóricos) contra la “defensa socialdemócrata de la sanidad pública”[9]https://www.juventudes.org/critica-a-la-defensa-socialdemocrata-de-la-sanidad-publica/. A finales de febrero, una crítica más velada a la participación electoral [10]https://www.juventudes.org/la-juventud-comunista-ante-el-28-de-febrero-en-andalucia/. A inicios de marzo, una resolución por la autonomía de la UJCE, para evitar que el PCE cayera en “la limitación de su Escuela de Cuadros a los márgenes de su práctica y estrategia reformistas” [11]https://www.juventudes.org/resolucion-de-la-juventud-comunista-por-su-independencia-organizativa-en-el-proceso-de-reconstruccion-del-partido-comunista/. Esta reivindicación de la autonomía la hacía la misma dirección que se encaminaba a proponer abandonar el referente partidario y marcharse al MS. Pero en aquel momento, la militancia que lo señalaba era calificada, agárrese el lector, de “conspiranoica”.  

Aquella última resolución hacía un muñeco de paja de las posiciones anteriores de la UJCE: “nuestro trabajo no puede limitarse a un fortalecimiento estrictamente organizativo de la actual estructura del PCE, como si el problema residiera en actualizar un censo, en enviar a tiempo las actas o en hacer un cartel estéticamente decente”. De traca. ¿Acaso alguien de la UJCE y del PCE había pensado en algún momento que el debilitamiento creciente del partido era por falta de manos para actas, carteles y otras pequeñas tareas? Lo cierto es que tal planteamiento, por más que se agregue la coletilla de la humildad y de la ausencia de adanismo, daba abiertamente a entender que la dirección de la UJCE tomaba a la gente por idiota.

El texto anunciaba, a su sigilosa manera, el haber encontrado al Movimiento Socialista: 

«Cuando miramos a nuestro alrededor, vemos cómo estas mejores condiciones [que se dan ahora] para comenzar a desnaturalizar el dominio del capital y romper con la hegemonía reformista se están evidenciando y realizando ya en distintos espacios y estructuras de organización de la juventud proletaria.»

La propuesta inicial de la resolución, elaborada por la CP, era más confrontativa. Pero el CC defendió suavizar el tono. El CC ya había reducido la velocidad de la CP (no frenado) en otras cuestiones: en la crítica a varios aspectos del PCE, así como en los análisis económicos y políticos que conducían, en el fondo, a seguir asimilando las posiciones del MS más rápidamente. Pero en realidad la CP, con más o menos resistencia, llevaba a toda la organización hacia su objetivo. 

Los artículos críticos siguieron. En abril, una impugnación (de nuevo con muñeco de paja) de la III República como vía al socialismo, que era la propia estrategia de la UJCE aprobada en el congreso [12]https://www.juventudes.org/critica-a-la-iii-republica-como-via-al-socialismo/. Para el 1º de mayo, el artículo “Crisis, proletarización y ruptura política”, en que se exponían en abstracto, sin hablar de nadie en concreto ni definir pasos precisos, los mismos argumentos con los que el Mugimendu Sozialista había explicado su ruptura con Sortu [13]https://www.juventudes.org/crisis-proletarizacion-y-ruptura-politica/. A mediados de mes, un artículo sobre los incendios en Extremadura cerraba diciendo: “Sin una organización independiente de clase no podremos plantar cara a esta situación” [14]https://www.juventudes.org/contradiccion-capital-medio-en-extremadura-la-relacion-entre-el-capitalismo-y-la-destruccion-del-medioambiente/

También a la par, el secretario general de la UJCE fue durante meses compartiendo en Twitter sus propias críticas al PCE. Y mientras tanto difundía las actividades editoriales, la intervención y las reflexiones de espacios vinculados al Movimiento Socialista (incluidos tweets de exmilitantes de la UJCE que se encontraban ya en las filas del MS). El resultado era tan descarado que en la primavera de 2023 comenzó a circular, fuera y dentro de la organización, la comidilla de que la UJCE se había convertido en parte del entorno político del MS

La relación directa entre las direcciones de la UJCE y del PCE se había deteriorado desde poco después del congreso de abril. Algunos dirigentes de la UJCE habían concebido que chocar inútilmente con el partido era cosa de gentes muy revolucionarias. Pero un año más tarde, la CP de la UJCE estaba ya empujando activamente hacia la única reacción esperable: la intervención. Para la militancia se fue volviendo sangrante comprobar el verdadero destino al que se la arrastraba, sin que se le trasladaran las posiciones a debate ni se le consultara sobre el modo en que se estaba provocando la intervención.

La espiral se fue retroalimentando con un meridiano procedimiento: a medida que la dirección de la UJCE reivindicara su autonomía política y organizativa en desafío al PCE y rehuyendo de toda cohesión mínima, más se aceleraba la supresión de esa autonomía por parte del PCE. El partido pidió que la UJCE dejase sin efecto la resolución de diciembre en la que había declarado no participar en las elecciones. La dirección juvenil se negó. El PCE instó a la UJCE a modificar la escuela de verano en la que esta planeaba debatir “la estrategia y la reconstrucción del PCE”. El PCE argumentaba que eso no era materia juvenil. La UJCE dijo que de ningún modo. La dirección del PCE llamó a la UJCE a suspender el congreso, que consideraba de escisión (y lo era). La dirección de la UJCE dijo que tenía derecho a debatir la estrategia y el proyecto de partido en su congreso. En definitiva, bajo la fuerza de ambas direcciones, la organización juvenil iba siendo apretada como un huito de aceituna entre dos dedos. ¿Saldría despedida en cualquier dirección? Bueno… La CP apuntaba hacia el MS. Pero la última palabra la tendría la militancia en el congreso. Bueno, no toda, porque desde la convocatoria del congreso en diciembre de 2022, y hasta su celebración un año más tarde, la organización se reduciría aún en más de un cuarto de militancia, debido a las arbitrariedades de la dirección.

Tanto desde la base como desde las direcciones intermedias, y en el seno del propio CC, en diferentes momentos se criticó que varios planteamientos contrarios al XV Congreso, y aún no debatidos, se estaban difundiendo en los documentos internos y externos y en las redes sociales de la organización y del secretario general. Se protestó porque esto vulneraba el centralismo democrático e influenciaba el futuro debate congresual según una sola tendencia determinada. Pero las quejas lograron ser esquivadas o dispersadas con justificaciones y deformaciones. Nada podía frenar el vigoroso proceso de “autrocrítica” que había emprendido la CP. Cualquier llamada a detenerse era una capitulación, cobardía, miedo a lo nuevo. Así procedía la burocracia izquierdista, incapaz de atenerse al debate científico en el seno de su organización y de darle los cauces democráticos. El congreso que preparaba, así como sus tesis, serían necesariamente un esperpento.

  1. La UJCE es intervenida

El 3 de junio el CC del PCE aprobó, con la mayoría ajustada que emanaba del último congreso, suspender la militancia de quienes estaban en la dirección de la UJCE. Las tareas de dirección juvenil se asumirían desde el CC del PCE. 

Por su parte, el sector minoritario del PCE había propuesto participar en el congreso de la UJCE con un documento del partido, de cara a resolver la cuestión con un debate político. Es cierto que cualquier debate amplio, en cualquier momento, hubiese echado por la borda el proyecto de los proMS, que solo se sostenía en el marco del control burocrático de la dirección de la UJCE. Pero se descartó la propuesta del sector minoritario del CC del PCE. De modo que se consumó el choque de trenes para el cual el izquierdismo de la dirección de la UJCE había hecho un trabajo intenso, nada desdeñable ni inocente, y del cual seguiría sacando frutos.

El 4 de junio la UJCE elaboró un comunicado dando su versión sobre estos hechos y anunciando que seguiría funcionando sin acatar la intervención. Después de este comunicado, y hasta el congreso extraordinario, ha publicado cuatro artículos. En cambio, medio año antes de la intervención publicó más del doble. Curiosamente, en la nueva etapa solo uno de ellos criticaba al PCE: “Crisis, elecciones y fascismo”[15]https://www.juventudes.org/crisis-elecciones-y-fascismo/

Los acuerdos congresuales de la UJCE consideraban cómo proceder en caso de un conflicto con el partido, pero solo si el problema se acotaba a algún territorio: 

«En el caso de que surja una falta de coordinación o de acuerdo con el Partido en algún territorio será competencia del Comité Central resolver el conflicto, intentando garantizar en todo momento la cohesión y lealtad al Partido, siempre y cuando este conflicto no choque frontalmente con nuestras posiciones políticas.» 

Pero en la situación actual, el conflicto se producía alimentado desde la mayoría del CC de la UJCE, con la CP a la cabeza, y en desacato con las posiciones políticas emanadas del último congreso.

La dirección de la UJCE dio a su militancia la instrucción de no reconocer a la intervención del PCE y continuar como UJCE al margen de lo que dijera el partido. La cultura de independencia organizativa de la UJCE y de respeto a sus órganos de dirección mantuvo la disciplina militante al interior de la organización juvenil. Contribuyó también a ello la opacidad informativa: todo lo trasladado a las bases pasaba el filtro de la CP. Además, nadie quería echarse a los brazos de una dirección del partido que, por ejemplo, acordaba estar presente en un gobierno que enviaba armas a Ucrania. La militancia se veía entre la espada y la pared. 

Dos semanas después se produjo un hecho que muestra de manera vívida la impostura de esta dirección de la UJCE, tanto hacia sus bases como hacia el exterior. Asómese el lector a una escena contemporánea de Luces de bohemia del comunismo en nuestro país. La dirección anunciaba una nueva sede en Madrid. Su más alto representante, el secretario general, dio al asunto todo el bombo que daban de sí los 280 caracteres de Twitter: “Mañana, dos semanas después del intento de intervención del PCE, abrimos en El Pozo una nueva sede de la UJCE. Lo avisábamos: la represión burocrática ya no puede frenar el avance de la crítica al oportunismo y las tesis que apuntan a la recomposición política del comunismo[16] https://x.com/alfonsoprosper/status/1669731848749035520?t=FFx1G-t5broeWNGVKHAQIg&s=08. Potente afirmación. Pero se desinflaba pedorreando como un globo sin anudar al descubrir que la nueva sede estaba en un local… cedido por el PCE. Unos días más tarde le tuiteaba un militante del PCE de Madrid: “No te enjabones mucho que igual te cortamos el agua”. Tan poco hizo falta para agujerear la pantalla ultrarevolucionaria que apenas servía precariamente para dar una falsa imagen por Twitter.

El 26 de junio de 2023 se aprobó un informe político en el CC. Hubo fuertes debates. Una parte intentó moderar puntos del informe propuesto por la CP. También hubo argumentos que espoleaban a seguir hacia delante: a concretar el modo de ruptura con el PCE sin ningún pudor respecto a la volatilización de todo acuerdo de abril de 2022. Finalmente, CC reconoció ante sus bases en dicho informe que hacía un año que había llegado a la conclusión mayoritaria de que el PCE es una estructura esencialmente socialdemócrata y oportunista. Que, por tanto, el único camino comunista era romper con el PCE y emprender otra vía hacia la construcción de un Partido Comunista. Lo cierto es que, para cuando la confesión llegaba por escrito a la militancia, esta hacía tiempo que se había enterado por los hechos.

Durante los meses siguientes a la aprobación del congreso extraordinario, la dislocación entre 1) el objetivo general hacia el que se afirmaba avanzar y 2) lo que concretamente se hacía y sus consecuencias ineludibles, provocó auténticas evasiones de la realidad por parte de la dirección. El nivel de responsabilidad que estaba detrás de esto habrá que juzgarlo individualmente: quién ocultó sus propósitos; quién actuó con ingenuidad; quién se opuso pero con insuficiente firmeza o superficialmente, sin identificar el núcleo de la cuestión, y por tanto sin ser capaz de frenar el efecto de arrastre que ejercía una parte de la dirección. 

Los resultados del autoengaño eran formidablemente irracionales, tal y como se vería los meses siguientes. Se afirmaba que solo se quería derramar el agua, pero no mojar el suelo; que, si se mojaba el suelo, no tenía nada que ver con los que derramaban el agua. Desde luego que una dirección así no estaba capacitada para dirigir eficazmente una organización, sus acciones y consecuencias; a menos que los objetivos explicitados no fueran los mismos que los perseguidos.

Miembros del CC habían tenido la desfachatez de acusar de “conspiranoicos” a quienes no creían en la honestidad de la dirección; a quienes señalaban la direccionalidad de provocar gratuitamente al partido por redes; a quienes veían una inclinación hacia la escisión al MS. Mientras no hubiese un documento al alcance de la militancia con una declaración explícita de la dirección en dicho sentido, esta se atrincheraba en que ninguna de estas sospechas estaba justificada, a pesar de todas las sintonías que se evidenciaban en redes sociales, a nivel conceptual y en las posiciones que se asumían. 

No obstante, el tiempo ha dado la razón punto por punto a los “conspiranoicos”. Todo lo que veían venir, ha venido.

  1. Llegan las tesis congresuales

A mediados de julio, la dirección de la UJCE bajó a los colectivos las tesis a debate para el congreso de diciembre. En ellas seguía sin figurar la propuesta sobre el rumbo de la organización. Esto último, según se anunció, se debatiría más tarde, a partir de unas resoluciones que aprobaría el CC. 

Después se supo que esta división del debate en dos parte se había tomado desde el inicio, a sabiendas de que las resoluciones iban a implicar la ruptura con el partido. Pero esta no fue la razón dada al entregar las tesis, pues por el momento se seguía ocultando a la militancia el núcleo concreto del debate. Es conocida la máxima marxista de “análisis concreto de la realidad concreta”. Pues bien, la dirección de la UJCE se aseguró de que la militancia no pudiera ejercerla hasta que le bajaron las dos resoluciones a finales de septiembre, sin apenas tiempo entonces para evaluar meticulosamente lo que estas afirmaban.

En aquel momento se explicó que la división temática y temporal entre ambos documentos era la siguiente. Había que debatir en las tesis la realidad vigente, y ahí identificar consensos y disensos. Después, sobre la base del análisis de esa realidad, se discutiría qué hacer como UJCE. Así, como si ambos debates se pudieran compartimentar; como si no hubiese mil hilos que lo conectaran. Las mejores pruebas de que esos hilos existían las dio la propia dirección. Por un lado, mediante las largas resoluciones que se trasladaron después. Estas incluían reflexiones sobre la historia del comunismo y sobre el movimiento comunista actual, es decir, sobre temas que en principio estaban a debate en las tesis. Por otro lado, en las tesis había una enorme vaguedad, especialmente sobre cómo organizar la intervención externa, pues no partían de planear el trabajo de una organización real determinada. Así se manifestó esta vez el pensamiento metafísico de esta dirección.

Las tesis eran delirantes en forma y contenido. De la historia del comunismo consideraban que la Internacional Comunista se había socialdemocratizado a partir del tercer congreso, que la táctica de los frentes populares era una capitulación favorable a la burguesía, que el eurocomunismo era un desarrollo natural de la táctica de los frentes populares, que la URSS había traicionado la revolución internacional desde mediados de los años 20, etc. Es decir, un rescate, consciente o no, de la vieja cantinela trotskista, en cuya sintonía habían acabado a través de un rodeo: por la vía del contrarrevolucionario “comunismo de izquierdas”. Y con toques del KKE. 

Ya hemos visto en el apartado 11 algunos de estos vínculos. Pero hay más. Los elementos de encuentro con el partido griego y su juventud, la KNE, se evidencian en que esta dirección de la UJCE no podía dejar de aliarse a la estrategia escisionista de la KNE en el seno de la Federación Mundial de la Juventud Democrática. La teoría contrarrevolucionaria de la “pirámide imperialista” y del presunto “imperialismo ruso” e “imperialismo chino”, les ponían en peligrosa sintonía. 

Resulta que sobre el presente del movimiento comunista internacional las tesis no hacían “autocrítica” de estos dañinos errores que la UJCE llevaba sosteniendo los últimos congresos. Persistían en remitirse a las posiciones de abril de 2022, en las que China era caracterizada como una “potencia imperialista”. Los procesos socialistas de Cuba, Vietnam, Laos y Corea del Norte carecían de mención. Y tampoco era casual.

A nivel de “análisis” económico, se seguían reproduciendo las mismas afirmaciones indemostradas que hacía un año, sin ningún dato. Se seguía asumiendo con toda naturalidad el uso erróneo del concepto de proletarización. Esto no era una sorpresa, pues las propias tesis reconocían que en el congreso de abril de 2022 la UJCE no había definido bien el concepto de clase obrera. Es decir, la dirección de una organización comunista que no sabía en 2022 definir el concepto de clase obrera, ahora había asumido del MS el uso distorsionado del concepto de “proletarización” sin detectar sus errores (entre otras importaciones que ya hemos ido viendo). Y manifestaba haber logrado un avance ideológico crucial. Por supuesto, esto no era más que palabrería, y cualquier lector de las tesis lo podía al fin constatar. 

En la parte dedicada a la intervención, las tesis eran tremendamente indefinidas, sin ninguna capacidad de articular una práctica concreta. Iban al hilo de las peores muestras de la producción teórica con la que nos venía deleitando la dirección. Llamaba especialmente la atención las posiciones vagas y contradictorias sobre qué hacer con los sindicatos y otros espacios obreros. Podía decirse una cosa y su contrario, y acabar no diciendo nada concreto. 

En realidad, el documento era el fruto de la ingesta acelerada de marxismo occidental, izquierdismo histórico, documentos del Movimiento Socialista y de sus intelectuales y dosis del hasta entonces aborrecido Movimiento por la Reconstitución (Línea Proletaria; “Recons”).

Cualquier lector mínimamente atento podía ver, si tenía tiempo de leer sin marearse, que el documento intentaba sin éxito unificar los dos puntos de vista que había en el CC: uno más izquierdista, que realmente vivía en el mundo de las frases, y otro que conservaba cierto sentido de la racionalidad y de la realidad. Se trataba del claro caso de “síntesis superadora” fraudulenta, por desgracia bien conocido en la UJCE; esa en la que se pone la idea de un sector y luego la del otro, para estar todos contentos y aprobar el documento. Porque los principios, la ciencia y la verdadera capacidad de orientación de la teoría, valen menos que apañar el documento con una amalgama de ideas y tirar para adelante con falsos acuerdos.

Cuando se nos pidió a las promociones una aportación a las tesis ―aportación que sería enviada únicamente a la militancia de nuestro territorio de promoción―, su lectura me llevó a la conclusión de que aquel documento solo merecía una crítica minuciosa y despiadada que pusiera en evidencia su inconsistencia. Al fin aparecía completo y desnudo el rey que hasta entonces solo asomaba la nariz y tiraba algunas piedras. Siguiendo la habitual generosidad democrática de esta dirección y su amor por la ciencia, se nos daban dos semanas. En tales condiciones, era imposible desmontar todos los errores y elaborar una alternativa acabada y coherente. Pero si se lograba evidenciar la línea desviada y las principales manifestaciones del error general, y en su lugar se mostraba la dirección del camino correcto, la militancia vería más claros los problemas y se encargaría del resto. Y ciertamente así ocurrió. Sobre el apartado de la intervención, redacté lo siguiente:

«Las tesis que van de la 105 a la 141, “3.3. Sobre la creación de instituciones propias del proletariado” buscan definir la táctica de intervención externa de la UJCE. Cuando a partir de la 112 aparecen concreciones (centros de trabajo, tesis 111-115; sindicato, 116-121; estudiantil, 122-129; vecinal, 129-136; las “transversales”, que no se las quiere llamar transversales pero no se muestra otra alternativa, 137-141), en varias tesis aparecen dos tácticas yuxtapuestas, como si se hubiese forzado un consenso entre dos posiciones enfrentadas en el CC: una por la creación de nuevos espacios obreros (táctica típica izquierdista, que solo puede responder a una táctica adecuada cuando, en contexto de auge de movilización, una organización fuerte replica, donde no existen, aquellas organizaciones que la práctica ha demostrado efectiva y que las masas pueden hacer suyas) y otra por la intervención en las organizaciones obreras existentes (táctica general marxista-leninista, de intervención allí donde están los obreros, incluso los más atrasados; incluso en organizaciones de Estados reaccionarios y fascistas). 

En el apartado anterior ya ha quedado claro que toda esta aspiración a los “espacios de contrapoder obrero” y la concepción de cómo se va a dar la revolución a través de ellos, no tiene sustento. Pero la segunda ala de la táctica de intervención no está exenta tampoco de izquierdismo, ni de dualidad a su interior. En cuanto al izquierdismo, la tesis 119 dice: “Así, la acción comunista en vez de estar enfocada a una mejor venta de la fuerza de trabajo o a un mayor volumen del salario indirecto, ha de construir desde cada conflicto concreto nuevas condiciones sociales.” Nunca ningún revolucionario se ha propuesto antes construir nuevas condiciones sociales desde cada conflicto concreto. Entre esta imposibilidad y la lucha por el mero mejoramiento de la venta de la fuerza de trabajo, está la línea acción comunista. 

Las tesis plantean intervenir en los inexistentes espacios de “poder obrero”, y dicen de los sindicatos que “nos vienen demostrando su agotamiento como estructuras útiles para el desarrollo de la revolución” (tesis 108). Lenin insistía en la necesidad de intervenir incluso en los sindicatos reaccionarios, pero nunca porque teorizara que pudieran ser tales “estructuras útiles para el desarrollo de la revolución”. No es ese el criterio de intervención comunista. De lo que se trata es de impulsar la reivindicación obrera, impulsar su lucha y estar en ella, y, sobre esa base de actividad del propio movimiento, ir ejerciendo la dirección política, introduciendo las consignas que hacen avanzar la conciencia y la organización obreras en cada momento, mostrando el destino inevitable de las luchas, e introduciendo la conciencia revolucionaria. La toma o no de una estructura sindical no es exactamente la clave; eso depende de la estructura y de la coyuntura. Por ejemplo, cuando Stalin sugirió al PCE intervenir en el Sindicato Vertical, no era para tomar la estructura en sentido estricto. Eso no era posible, puesto que pertenecía a un Estado fascista que acabaría con ella si se volvía demasiado problemática. Pero precisamente empujar hacia ese camino de contradicciones abría un campo de actividad y educación obrera, de la lucha económica a la política. La clave, en realidad, es mostrar a la clase obrera, allí donde esté y sobre la base de su propia experiencia, que los comunistas están en lo cierto; se trata de ir atrayendo a sectores crecientes de ella al proyecto comunista.»

Evidentemente, sobre el papel era mucho más luminoso hablar acerca de tomar o no tomar estructuras, o de sacar de la manga inexistentes estructuras revolucionarias, que analizar las tareas reales que hoy podía hacer una organización comunista juvenil ―que ya iba descendiendo hacia los 300 militantes― y organizar un plan de trabajo sistemático. Pero es sabido que el oportunismo izquierdista precisamente brilla, como en ningún lugar, sobre el papel. Por eso las tesis iban aderezadas de frases presuntuosas; de pretendidas grandes verdades reveladoras. Por eso la “autocrítica” sobre el pasado de la organización estaba llena de insuficiencias y falacias, porque solo estaba al servicio de elevar a los cielos las conclusiones de la nueva dirección.

El documento cerraba con una de cal y una de arena para el Movimiento por la Reconstitución, otra de cal y otra de arena para el PCTE, y una elogiosa caracterización del Movimiento Socialista. Y ahí se detenía. Todo estaba bastante claro, pero… Había que esperar a las resoluciones. Si alguien afirmaba que la dirección proponía una escisión al MS, aún era un “conspiranoico”, alguien con sospechas injustificadas, alguien que desconfiaba sin fundamento de la dirección. Así se seguía escurriendo el bulto y se eludiendo las críticas.

Dos meses más tarde, esta dirección volvería a hacer autocrítica una vez más. Reconocería que las tesis eran eclécticas e inútiles, y que carecían de respuestas concretas. En sus palabras las describía como:

«unas tesis que, al priorizar el consenso burocrático sobre la crítica, ha redundado en el más estéril eclecticismo, en aquel que hace que la redacción sea una sucesión de pequeñas pinceladas que, si bien permiten abrir importantes y necesarios debates para la organización [!?], [ni] tan siquiera aproximan una solución concreta y consistente, sino que lo dicen todo y nada a la vez.»

La autocrítica se queda corta, pero ayuda a medir la talla de los campeones del avance ideológico y de la lucha contra el burocratismo.

La dirección también reconocería que separar aquellas tesis de las dos largas resoluciones (las dos resoluciones tienen juntas tanta extensión como más de la mitad de las tesis) abocaba a que el verdadero debate congresual se diera sobre estos dos últimos documentos. ¡Eureka! La dirección acaba de descubrir, a su modo, que el verdadero debate congresual le había sido negado a la militancia hasta finales de septiembre. Que el verdadero debate congresual, es decir, el hecho real y central sobre el que tomar una decisión ―pues no estamos hablando de un congreso académico para hacer aclaraciones teóricas generales, sino de un congreso de una organización comunista, para tomar decisiones― no era “sobre estrategia y Partido Comunista”, como decía el comunicado de enero y todas las mentiras sostenidas interna y externamente desde entonces, sino sobre si la UJCE debía integrar o no el Movimiento Socialista.

De modo que desde mediados de julio la militancia estuvo dos meses perdiendo su tiempo con aquellos documentos a debate: una verdadera papilla viscosa que había que trabajar aceleradamente, y con la que, en el fondo, no había nada mejor que hacer que tirarla a la basura y empezar de cero. 

  1. La “UJFake” y las resoluciones. Y Draper otra vez

El 23 de julio fueron las elecciones generales. Para esta jornada la dirección de la UJCE decidió no ser tan beligerante como en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Procedió así por dos razones. Por un lado, poque ya se había logrado la intervención del partido. Por otro, porque tenía miedo de que le fuese recriminada una posible victoria de las derechas, que supusiera incluso un gobierno con Vox.

Por su parte, los militantes de la UJCE estaban esperando al congreso. Esperaban a debatir las cuestiones concretas en sus colectivos y territorios, y con los documentos precisos en la mano. Pero mientras esperaban a que bajaran las resoluciones, y de forma completamente ajena a su control, no dejaban de pasar cosas, como el hecho de que la UJCE ya, de facto, había dejado de ser la juventud del PCE. Para septiembre, la dirección del PCE había comprobado que no podía descabezar a la UJCE y poner su propia cabeza. A finales de mes formó una nueva UJCE con unas redes sociales y unos pocos dirigentes extraídos de diferentes lugares. Como rechazo, se la comenzó a llamar UJFake.

¿Había que irse entonces a la UJFake? En realidad, la forma antidemocrática con que la dirección izquierdista había conducido las cosas durante un año solo dejaba una salida: esperar al congreso, desmontar allí las nefastas tesis ante los delegados, extirpar al sector proMS, retomar el control de la organización, pasar revista de las fuerzas y reemprender la labor constructiva. Esta labor sin duda tendrá que ser como juventud del PCE, por más que, quienes hace ya un año habían decidido unilateralmente abandonar este proyecto, se hayan dedicado todo este tiempo a intentar calcinar esta opción, tratando de comprometerla cada vez más. 

La militancia, mientras trabajaba las tesis, sabía que el CC estaba preparando dos resoluciones opuestas. Es decir, el CC debía estar dividido. ¿De qué modo y en torno a qué ideas? Eso no eran cosas que necesitara saber la impaciente base. Ya sería informada a su debido tiempo. A fin de cuentas, no se estaban precipitando acontecimientos relevantes, ¿verdad? La militancia por el momento seguía neutralizada burocráticamente.

Las resoluciones en principio iban a bajar poco después de las tesis, pero se fueron posponiendo por los debates en el CC. Con anterioridad a que el PCE formara la UJFake, la dirección de la UJCE ya estaba al tanto de ello. Justo el día siguiente a que el partido hiciese pública esta iniciativa, bajaron las resoluciones. 

Era el momento perfecto para seguir forzando a que la militancia se mantuviera en la senda deseada por la CP, pues se le decía que, o seguía por la vía de la ruptura, o solo le quedaba someterse a una dirección impuesta por el partido. Evidentemente, la única forma de dirimir este falso dilema como organización, es decir, como conjunto de militantes conscientes, era en el congreso. 

Esas mismas resoluciones, de haber sido puestas sobre la mesa en diciembre de 2022, habrían arrinconado a la dirección. La militancia no habría permitido que se hubiese incitado por redes sociales la intervención del partido. Seguramente, si desde el inicio la militancia hubiese conocido la opción motivadora de todo el proceso, ni se hubiera producido un congreso, puesto que esto nunca representó una opción para la mayoría de la UJCE. 

Tras un año de bloqueo a la base, salida de militantes descontentos y actividad frenética de la dirección, y por encima de todo, de su cúpula, se había preparado algo el terreno a nivel organizativo e ideológico. La resolución mayoritaria se lo decía abiertamente a la militancia, aunque a su manera, claro: 

«En los momentos en los que se está leyendo esta resolución, el PCE no solamente no reconoce a la militancia de la UJCE y a ninguno de sus órganos, sino que ya ha comenzado a estructurar y visibilizar su nueva organización juvenil. La única forma de poder habilitar la proyección de los actuales cuadros de la UJCE dentro de la estructura del PCE es acatar una claudicación política que partiera de la renuncia a la crítica totalizante y a toda vocación de ruptura con su oportunismo dirigente.» 

De modo que ya sí: a finales de septiembre la militancia recibe la propuesta de su dirección sobre qué hacer con la UJCE. En tan solo tres semanas, la militancia debía estudiar estos documentos y considerar su posición y propuestas sobre… ¡qué hacer con la organización en su conjunto! 

¿Tendría tiempo para leer los numerosos artículos del MS que la ahora experta dirección de la UJCE citaba? 

Entre ellos, había uno del principal teórico del MS, Kolitza, con el que la dirección buscaba mostrar la presunta cercanía en la concepción del partido en ambas organizaciones. Era un artículo publicado en enero de 2023, cuando ya la CP quería irse al MS. Veamos cómo los partidarios de la escisión introducían primero, y citaban después, un fragmento para sus fines. Enfatizo en cursiva la cita:

«La conceptualización del Partido ocupa, precisamente, otro gran eje de falsificación [de las posturas del MS] en el que nos debemos detener. El Movimiento Socialista renegaría del modelo leninista de Partido desde una concepción de masas del mismo, que se opondría al modelo de revolucionarios profesionales bolcheviques al proponer un modelo de militancia laxo, asamblearista, descentralizado y horizontal. Nada más lejos de la realidad: el Movimiento Socialista defiende que “la historia ha demostrado que el modelo bolchevique de organización del partido y de estrategia constituye hasta la fecha el formato más avanzado del movimiento socialista revolucionario internacional[17]https://gedar.eus/es/arteka/taktika-kulturalari-eta-klase-borrokari-buruzko-oharrak

Con esta cita querían hacer creer a la militancia que el modelo de partido era esencialmente compartido. Nadie de la UJCE estaría en contra de aquella frase. Pero dejemos de lado la resolución proMS y sigamos leyendo el párrafo de Kolitza, a ver qué más decía. Nos encontraremos con… ¡el espíritu del mismísimo Draper! 

«Este formato [de partido] ha permitido una gran cantidad de revoluciones políticas en sociedades agrarias o semi industrializadas de la periferia global. Los cuadros político-militares y el modelo jerárquico han demostrado ser útiles ante la desorganización de sociedades en crisis bélicas (véanse los casos de Rusia y China) o sociedades desestructuradas con instituciones burguesas muy débiles y sin legitimidad social (revoluciones africanas, cubana, etc.). Sin embargo, no es menos cierto que el modelo político militar bolchevique, después denominado M-L, ha resultado un fracaso absoluto en el centro imperialista, y por consiguiente ha demostrado ser insuficiente como modelo acabado para la Revolución Socialista Mundial. Este hecho, unido dialécticamente a la muy posible posición inmadura de las fuerzas productivas sociales en el siglo XX, ha llevado al movimiento comunista internacional a la más profunda bancarrota.» 

Con esto queda cerrado el círculo Draper, abierto en aquel artículo que levantó tantas pasiones[18]https://intervencionycoyuntura.org/el-rescate-del-antisovietismo-vulgar-a-2023-y-la-ujce/. En cuanto a la forma fraudulenta de citar de esta dirección de la UJCE, no es sino otra línea más en su historial de deshonestidad, acerca de la cual no hay nada que explicarle a la militancia. 

La dirección se había dado a sí misma 10 meses desde la convocatoria del congreso para elaborar sus posiciones. Miembros fundamentales de la CP habían estado desde antes preparándose teóricamente para argumentar una escisión al MS. Pero, sin ningún miramiento, sometían a la militancia a plazos que limitaban enormemente la profundidad del análisis, las críticas y las aportaciones. En esas condiciones, sería enormemente difícil poner en evidencia los errores bien camuflados. Pero lo único que le importaba a la dirección era elaborar sus documentos y celebrar el congreso. El debate de la militancia, que se encontraba entre estos dos hitos, se había pisoteado y se seguiría pisoteando.

Esta dirección no se paraba a pensar, ni por una gota de tiempo, que estaba dirigiendo una organización histórica con una determinada base militante a la que se debía. Una base que no solo es estudiantil, sino también obrera, con tiempo precioso. Una base que, por supuesto, tiene interés en un debate honesto y profundo, pero para la cual este proceso orquestado por la dirección ha sido una locura extenuante y destructora. 

Ahora, tras el congreso, después de más de un año de pisoteo, los miembros de esta dirección se despiden con pretendida cortesía. Pero esta cortesía demagógica no puede desprenderse de su contraparte: el odio profundo y legítimo de las bases.

Notas

Notas
1 “Con Lister, El Campesino, / con Galán y con Modesto, / con el Comandante Carlos / no hay miliciano con miedo. […] Con los cuatro batallones / que Madrid están defendiendo / se va lo mejor de España / la flor más roja del pueblo”. https://www.youtube.com/watch?v=B8Is_yo4lCs
2 https://www.memoriademadrid.es/download.phpnombre=hem_octubre_193334_01p.pdf&id=./doc_anexos/Workflow/0/30570/hem_octubre_1933-34_01p.pdf
3 https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1873-bakun.htm
4 https://x.com/ujce_pv/status/1629207381165981697?s=46&t=a_jngqlORx58ELB7rkl-IA
5 https://twitter.com/ujcearagon/status/1634538572006019072?s=48&t=a_jngqlORx58ELB7rkl-IA
6 https://www.juventudes.org/los-limites-de-la-sanidad-en-el-capitalismo-la-juventud-comunista-ante-la-movilizacion-por-la-sanidad-en-zaragoza/
7 https://www.juventudes.org/por-un-2023-lleno-de-avances-planta-cara/
8 https://www.juventudes.org/la-juventud-comunista-convoca-un-congreso-extraordinario-sobre-estrategia-y-partido-comunista/
9 https://www.juventudes.org/critica-a-la-defensa-socialdemocrata-de-la-sanidad-publica/
10 https://www.juventudes.org/la-juventud-comunista-ante-el-28-de-febrero-en-andalucia/
11 https://www.juventudes.org/resolucion-de-la-juventud-comunista-por-su-independencia-organizativa-en-el-proceso-de-reconstruccion-del-partido-comunista/
12 https://www.juventudes.org/critica-a-la-iii-republica-como-via-al-socialismo/
13 https://www.juventudes.org/crisis-proletarizacion-y-ruptura-politica/
14 https://www.juventudes.org/contradiccion-capital-medio-en-extremadura-la-relacion-entre-el-capitalismo-y-la-destruccion-del-medioambiente/
15 https://www.juventudes.org/crisis-elecciones-y-fascismo/
16  https://x.com/alfonsoprosper/status/1669731848749035520?t=FFx1G-t5broeWNGVKHAQIg&s=08
17 https://gedar.eus/es/arteka/taktika-kulturalari-eta-klase-borrokari-buruzko-oharrak
18 https://intervencionycoyuntura.org/el-rescate-del-antisovietismo-vulgar-a-2023-y-la-ujce/
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